Canciones de amor a quemarropa. Nickolas Butler. La complicada sencillez de la vida

canciones de amor a quemarropaHay mucha gente que tiene la convicción errónea de que las historias sencillas pueden escribirse sin demasiado esfuerzo, cuando casi siempre sucede al contrario: las historias sencillas son, a menudo, para un escritor, las más difíciles de contar. Canciones de amor a quemarropa iba a ser un simple relato sobre cuatro amigos que se reencuentran en un pueblecito de Wisconsin, y terminó convirtiéndose en una primera novela que, para sorpresa de su autor, ha cosechado desde su publicación el éxito y críticas excelentes. Para escribirla, Nicholas Butler se desplazó desde su residencia en Minnesota hasta el estado vecino de Iowa, donde se matriculó en un taller de escritores. Y como les sucede a muchos escritores, Butler no tenía una idea definida de cómo iba a desarrollarse su novela. De hecho, ni siquiera pensaba en un proyecto tan extenso. Lo único que sabía con certeza, y que no era poco, es que tenía la necesidad de escribir sobre cómo era la vida en una pequeña localidad de Wisconsin. Y eso es justamente lo que Nicholas Butler nos retrata magistralmente en esta novela: las vivencias de un grupo de amigos en un pueblo llamado Little Wing, perteneciente al medio rural norteamericano.

La descripción que Butler hace de sus personajes y, en general de la gente que habita en Little Wing, nos proporciona una idea de bondad un tanto sorprendente por lo desusada que suele estar en la Literatura. De hecho, el propio autor define en un momento de la novela a los habitantes de este emplazamiento ficticio como un conjunto de buenas personas que tratan de ser útiles, trabajadoras, amables y que se ayudan unas a otras sin que medien intereses. Por supuesto, Butler también es consciente de los defectos y no pretende retratar una especie de paraíso terrenal. De este modo, los protagonistas, obviamente, también tienen defectos y debilidades y, aunque por regla general sean bienintencionados, también son capaces de hacerse daño y comportarse de un modo mezquino.

Canciones de amor a quemarropa relata las vidas de cuatro amigos de la infancia cuyo nexo común es haberse criado en Little Wing, un pueblo de Wisconsin, aunque todos ellos hayan elegido un modo de vida totalmente opuesto, y que se reencuentran después de muchos años cuando uno de ellos se dispone a celebrar su boda en esa localidad. Así es como conocemos a Ronny, Lee, Kip y Henry. De Ronny sabemos que es un hombre cándido que ha tenido problemas de alcoholismo y que se ha dedicado durante algún tiempo a participar en espectáculos de rodeo; de Kip, sabemos que es un empresario que ha conseguido triunfar gracias ciertos negocios relacionados con la bolsa; en cuanto a Lee, el más popular de todos al conseguir un éxito inesperado como músico, que lo convierte en una estrella del rock; y en cuanto a Henry, de los cuatro, es el que ha permanecido más fiel a sus orígenes, pues nunca ha salido de su pueblo, y trabaja como granjero, con un matrimonio aparentemente perfecto con su primera novia, Beth.

El reencuentro de los cuatro amigos da lugar al descubrimiento de pasados rencores, rencillas que nunca quedaron del todo cicatrizadas, secretos y mentiras que ponen en peligro una relación de amistad que podía parecer inquebrantable. Ese es el tema de fondo de una novela que trata de explorar con acierto las debilidades humanas, de cómo todo lo que era aparentemente sólido y cierto puede llegar a convertirse en una impostura en donde la felicidad, los anhelos, los sueños y las esperanzas de unos y otros parecen quebarse del modo más inesperado.

La técnica que utiliza Butler para tejer este entresijo de relaciones me parece sumamente acertada. Cada capítulo está narrado desde la perspectiva de uno de los cuatro amigos, a los que se incorpora una quinta voz, la voz femenina de Beth, la esposa de Henry, cuyo papel es crucial en el conflicto pues actúa como catalizador de las relaciones entre los amigos, siendo en cierto modo el origen de una disputa entre Henry y Lee, quien, en un momento dado, nos confiesa que Beth fue siempre la mujer a la que amó y por la que compuso su primer disco, gracias al cual obtuvo su fulgurante éxito como artista. El título de aquel disco, por si todavía no lo han adivinado, era Canciones de amor a quemarropa. Y es que, dicho sea de paso, la música juega un papel muy especial en esta novela. Aunque no se haga una mención explícita, podemos intuir entre líneas, incluso imaginarnos conforme leemos estas páginas un fondo musical de música folk o country de la América profunda. Parece que el propio autor concibió el libro con su propia banda sonora y, según parece, el personaje de Lee está inspirado en su amigo y compañero de escuela el músico Bon Iver (nombre artístico de Justin Vernon).

Uno de los puntos más fuertes de esta novela es, como dije al principio, la sencillez, la prosa admirablemente natural y la fluidez con la que está escrita. Sencillez, naturalidad y sinceridad convierten la trama en una historia verosímil en la que Butler trata temas tan complejos y dispares como la amistad, el amor, el vacío que produce éxito, el regreso a las raíces, la contraposición entre los mundos urbano y rural y, en definitiva, la dificultad de enfrentarse a lo que la vida le depara a cada cual, los sucesivos problemas, logros y decepciones que condicionan el universo privado de las personas. Y el autor sabe expresar todo esto con una delicadeza, un lirismo y una sensibilidad que, sin embargo, nunca llegan a caer en la ñoñería o el sentimentalismo, en el sentido peyorativo del término. Canciones de amor a quemarropa es una de esas historias que sorprenden por su estilo directo que sabe captar la atención del lector y ganarse su complicidad.

Canciones de amor a quemarropa. Nickolas Butler. Libros del Asteoride.

nickolas butlerComo complemento a esta entrada, les dejo una interesante entrevista realizada por la Academia de Winsconsin de las Ciencias, las Artes y las Letras al autor de la novela.

Asimismo les dejo una reseña realizada por el New York Times que incluye un vídeo en el que el propio autor nos cuenta brevemente algunas de las motivaciones que le inspiraron para escribir esta historia.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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