Como la sombra que se va. Antonio Muñoz Molina: la reconstrucción del pasado

Hace ya algún tiempo que Antonio Muñoz Molina dejó de escribir novelas o, al menos, dejó de escribir lo que convencionalmente podríamos definir como una novela. Y no es que lo lamente porque para mí, que he leído y admirado a este escritor casi desde sus comienzos, la línea narrativa que adoptó Muñoz Molina a partir de Sefarad marca un punto de inflexión que mantiene e incluso supera la calidad literaria de sus primeras novelas como Beatus ille o El invierno el Lisboa que eran, por decirlo así, más al uso.

Antonio Muñoz Molina

En Como la sombra que se va, Muñoz Molina utiliza historias reales para construir su novela. Y cuando digo historias reales, he de aclarar que me refiero por un lado a un acontecimiento histórico como fue el asesinato de Martin Luther King y por otro a la propia vida del escritor. Para la primera, el propio autor-narrador nos explica en el libro la ingente labor documental que ha debido hacer, buceando en los archivos abiertos del FBI sobre este caso, para poder novelar la vida de James Earl Ray, el asesino de Martin Luther King, una vida más bien miserable en la que llegamos a conocer que provenía de una familia conflictiva, que se convirtió en un delincuente de poca monta, su fuga de la cárcel, su paso por diversos trabajos no cualificados en donde sus patronos lo recordaban como un hombre trabajador y correcto y, por último, la planificación y ejecución de un crimen tras el cual inició una huida interminable que le llevó, entre otros lugares, a Lisboa en el año 1968. En cuanto a la segunda, Muñoz Molina narra su propia vida a partir de sus comienzos como funcionario en el Ayuntamiento de Granada, su vida familiar y su viaje relámpago a Lisboa en 1987, con su hijo recién nacido, para poder conocer de primera mano la ciudad sobre la que estaba escribiendo el libro que, inesperadamente, lo lanzaría a la fama: El invierno en Lisboa. Es esa ciudad, Lisboa, el nexo en común entre las historias, y es también allí donde viaja, en una época más actual, para visitar a su hijo, con quien conversa, entre otras cosas, de una idea que le está rondando por la cabeza y que tiene ganas de escribir: la historia de James Earl Ray, que huyó a esa ciudad tras asesinar a Martin Luther King. Tres momentos temporales separados por intervalos de casi veinte años en cada caso, todo un círculo que se cierra con una prosa y un estilo absolutamente magistrales.

Una de las sorpresas que como lector he tenido al leer este libro es el tono de confesión que adopta el escritor cuando habla de su propia vida, contándonos detalles íntimos que, normalmente, no llegan a conocerse. Una de las anécdotas personales que más llamaron mi atención es la que Muñoz Molina refiere sobre uno de sus viajes a Madrid. En ese viaje, tenía que realizar una entrevista al gran escritor Adolfo Bioy Casares. Es allí cuando conoce a la que será su actual pareja, la periodista y escritora Elvira Lindo. Pero, además, como si todos los hechos importantes se hubieran querido concentrar en un solo día, recibe una llamada de un familiar del genial Juan Carlos Onetti, diciéndole que el escritor desea verlo en su casa.

Sorprende un poco que, pese a la brutal manera de sincerarse al contar detalles de su vida privada, Muñoz Molina escribe sobre sí mismo con un deje de asombro, como si ya no pudiera reconocer al joven Antonio que viajó a Lisboa con un poco de remordimiento por dejar a su mujer sola con su hijo recién nacido, ni a aquel funcionario que se pasaba las horas de la tarde intentando elaborar la última historia que le aporreaba en la cabeza pidiéndole ser escrita. Resulta curioso comprobar como la reconstrucción del pasado no es solo complicada cuando se trata del pasado de un personaje ajeno, como es el caso de James Earl Ray, sino que también puede ser dificultoso recordar los detalles de la propia vida, plasmarlos en un papel para construir una identidad que ni siquiera el propio escritor está seguro de si se corresponde con la suya, si aquel Antonio sobre el que escribe fue realmente él o si se trata de un personaje más, lejano y desconocido, al tiempo que cercano y conocido.

Como la sombra que se va es una novela con una estructura tan compleja como original, alejada por completo de las novelas comerciales o de la narrativa más convencional, y para disfrutarla plenamente requiere una lectura exigente, y he de decir que es toda una delicia paladear las frases, los párrafos y las páginas de este extraordinario escritor. La manera en la que el escritor alterna los capítulos de dos historias totalmente independientes, pero en las que ninguna de ellas prevalece sobre la otra ni cobra más peso, me hizo recordar un libro de Faulkner en el que también se utilizaba esa técnica: Las palmeras salvajes. Al margen de todo esto, recomiendo la lectura de esta obra pues se trata de uno de los mejores libros de Muñoz Molina. Una historia de historias en la que se cuelan reflexiones de un escritor que ha sabido ganarse a pulso su lugar en la Literatura.

Como la sombra que se va. Antonio Muñoz Molina. Seix Barral

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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