Cuentos completos. E. L. Doctorow

cuentos-portadaHay relatos que se convierten en excepcionales cuando saben tratar temas absolutamente convencionales desde una perspectiva que los convierte en únicos. La maestría que Doctorow demuestra como narrador es proverbial y con estos cuentos, Doctorow se une a una larga serie de novelistas que en su día también ensayaron el relato corto, al tiempo que admitían la dificultad que entrañaba su escritura. Novelistas de la talla de Gabriel García Márquez, Onetti, Faulkner, Fitzgerald o Hemingway, por citar solo algunos ejemplos nada sospechosos, conocían sobradamente de esta dificultad. El propio Doctorow, cuyo prestigio literario proviene fundamentalmente de sus novelas, se refirió en varios momentos al proceso de escritura. Una de esas declaraciones decía lo siguiente:

«El cuento es más pequeño en escala de modo que puedes ver el final más fácilmente. El viaje no es tan largo aunque sigue siendo un viaje, una forma de descubrir lo que quieres contar camino a su final. Ni el cuento ni la novela tienen reglas. Y si las tienen, están ahí para ser rotas.»

Aunque puede dar la impresión de que la sentencia anterior afirma que escribir un cuento es algo más fácil que escribir una novela, Doctorow nos aclara lo siguiente:

«Una novela puede nacer en tu cabeza en forma de imagen evocadora, y por tanto el acto de escribir tiene carácter de exploración. Los relatos se imponen, se anuncian a sí mismos, su voz y sus circunstancias están ya decididos y son inmutables.»

Además de las citas anteriores anterior, en este libro que hoy me propongo reseñar, aparece en su contraportada un curiosísimo texto del autor que merece la pena reproducir:

«Cuando tenía siete u ocho años, mi hija Caroline me pidió un día que le escribiera una nota para la maestra porque iba a faltar a clase. El autobús estaba a punto de llegar. Escribí la fecha y empecé: Estimada señora X, mi hija Caroline… Pero entonces pensé: “Así no está bien, es obvio que se trata de Caroline”. Tiré la hoja y comencé de nuevo: Ayer, mi hija… “No, tampoco, parece que estoy declarando ante el juez.” Así continué hasta que oí un claxon y advertí que la niña estaba al borde del llanto. Las bolas de papel se amontonaban en el suelo. Mi mujer agarró una hoja y redactó la nota a toda prisa. Escribir es inmensamente difícil, sobre todo cuando el formato es breve.»

Este libro reúne todos los relatos de Doctorow. El orden en que aparecen publicados fue seleccionado por el propio autor, quien murió poco antes de que el libro saliera de las imprentas. Los relatos que componen este volumen son los siguientes:

Willi: es un estupendo relato contado desde la perspectiva de un niño preadolescente, que se encuentra ante un dilema difícil de soslayar. Ha visto a su madre acostándose con otro hombre y, tras algunas dudas, decide confesarle a su padre lo que ha visto.

El cazador: en pueblo pequeño, una maestra solterona siente pánico cuando, por primera vez, es cortejada por un hombre. El miedo a dar rienda suelta a sus pulsiones generan un conflicto interno en este personaje.

El escritor de la familia: este relato es otra pequeña joya. La historia comienza con la muerte de un hombre que estaba enfermo. Para que su mujer, una mujer ya mayor, no sufra, uno de los nietos recibe el encargo de escribir cartas fingiendo ser su abuelo fallecido, dando falsas noticias sobre su estado de salud que le transmiten a su abuela, y construyendo de este modo mentiras piadosas que su tía le lee a la abuela.
El atraco: nos narra la historia de un sacerdote a quien roban un crucifijo estando dormido.

La depuradora: un relato extraño e inquietante sobre el descubrimiento de un hombre que aparece ahogado en una depuradora.

Glosas a las canciones de Billy Bathgate: es uno de los relatos más complejos técnicamente en los que el autor parece querer experimentar en una especie de juego literario.

Jolene: una vida: aquí Doctorow nos narra, con cierta crueldad intencionada, las sucesivas desdichas de la protagonista, que llevará una vida plagada de desgracias y mala suerte con las múltiples parejas que tiene.

Bebe Wilson: otro relato magnífico de una extraña pareja formada por un hombre aparentemente normal y una mujer completamente trastornada que secuestra un niño presentándoselo al hombre como si fuera suyo. El hombre, toma la irracional decidión d huir con su pareja y con el bebé.

Una casa en la llanura: es la narración de un hijo que idolatra a su madre, una mujer viuda. Tras cobrar un seguro de vida, se instalan en una finca en el campo.

Walter John Harmon: una curiosa narración en primera persona de uno de los miembros de una secta cuyo líder es un estafador que se queda con todos los bienes de los miembros de la Comunidad, obligados a llevar una vida austera.

Niño, muerto, en la rosaleda: el punto de partida es el hallazgo de un cadáver en los jardines de la Casa Blanca, y su objetivo la denuncia de la falta de escrúpulos de una clase empresarial en connivencia con los poderes públicos.

Wakefield: es una versión muy particular del relato de Hawthorne, en el que un hombre abandona a su mujer pero la observa en secreto desde su escondite, en el desván del garaje anexo a su casa, de donde apenas sale para no ser reconocido por nadie.

Edgemont Drive: otro relato para descubrirse. En esta ocasión se trata de un hombre mayor que merodea una casa. Cuando los dueños le explican que su actitud les resulta molesta, el viejo les explica que le gustaría volver a ver la casa donde vivió durante veinte años.

Todo el tiempo del mundo: aquí nuevamente vuelve a sorprender Doctorow en un relato sobre los perdedores y sobre el fracaso en forma de un monólogo continuo, con una prosa que parece derramarse a borbotones.

Integración: en esta ocasión se narra la historia de un matrimonio de conveniencia, abordándose de soslayo el tema de la inmigración. Sencillamente magnífico.

La legación extranjera: es un escalofriante relato que culmina con un atentado terrorista desde un punto de vista poco usual: el de una persona cualquiera que, por caprichos del destino, pasa delante de la legación justo cuando estalla una bomba, siendo él mismo arrojado al suelo por la tremenda onda expansiva. La mezcla entre la violencia y la aparente cotidianeidad o banalidad de los actos asociados a ese espectador casual convierten a este en uno de los relatos más impactantes del libro.

Vidas de los poetas: es una novela corta o un relato largo que cierra este volumen. Para mi gusto es el que menos me gustó, tal vez porque la extensión, la temática y el estilo rompen ligeramente la armonía del conjunto. La búsqueda del equilibro entre el arte y la fama, el intento de hallar la verdad, o la solidaridad, son algunos de los temas que se tratan.

En definitiva, estos cuentos de Doctorow constituyen una compilación extraordinaria de relatos de altísima calidad que, siguiendo la tradición cuentística norteamericana, no solo decepcionan, sino que sorprender, atrapan e inquietan de un modo fascinante. Un libro este y un autor sumamente aconsejables.

Cuentos completos. E. L. Doctorow. Malpaso

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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