El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez: los amores contrariados

Portada de El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez

Todavía recuerdo el olor de este libro que me regaló mi hermano Alberto y que fue el primero que leí de Gabriel García Márquez, cuando tenía unos veinte años. Nada más comenzar por la primera página de la portentosa El amor en los tiempos del cólera, me quedé absolutamente embargado por el lenguaje musical de esta novela. El comienzo era este: “Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados”.

Siempre me fascinó de esta novela la aparente facilidad con que Gabriel García Márquez enlazaba frases, párrafos, historias, con una musicalidad que sobrecogía con cada palabra y cuya belleza llega a emocionar. Como suele suceder con todas las obras, El amor en los tiempos del cólera tiene sus defensores a ultranza entre los que la consideran la mejor obra de su autor y sus detractores, que la consideran una obra menor. Yo no sé si hice bien en comenzar la obra de este autor con esta novela, porque, desde mi punto de vista, esta es la mejor de todas las he que leído de Gabriel García Márquez, una rotunda obra maestra en la que se encuentran todos los elementos que convirtieron a su creador en un mito.

La historia que narra la novela es la de un amor contrariado, y la perseverancia de Florentino Ariza, el amante repudiado, por ir contra corriente para tratar de vencer la oposición a ese inmenso amor frustrado que siente por Fermina Daza. Mediante un lenguaje rico y versátil, el escritor colombiano nos adentra en un mundo muy verosímil y quizá algo alejado estilísticamente hablando de ese realismo mágico que lo hizo tan famoso con obras incontestables como Cien años de soledad. Pero la verdadera magia de esta novela realista está en el uso del lenguaje para hablarnos de una temática eterna como es el amor. La historia se desarrolla, de hecho, a partir de un juramento de amor y fidelidad lo suficientemente fuerte como para conservarse intacto durante toda una vida o, para ser más exactos, cincuenta y tres años, siete meses, y once días.

Gabriel García Márquez hace gala en esta novela de su peculiar estilo para irlo completando con metáforas, recursos estilísticos y con su eterno juego entre la realidad y la ficción. De hecho, la historia de amor se convierte en ocasiones en una crítica sobre la dificultad intrínseca que entraña amar:

En el curso de los años llegaron por distintos caminos a la conclusión sabia de que no era posible vivir juntos de otro modo, ni amarse de otro modo: nada en este mundo era más difícil que el amor.

Y en otras, como una lección magistral con frases como esta:

Le enseñó lo único que tenía que aprender para el amor: que a la vida no la enseña nadie.

La historia se desarrolla entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX en la ciudad costera de Cartagena (Colombia) cerca de la comarca del río Magdalena. Florentino Ariza y Fermina Daza son una pareja de jóvenes enamorados, aunque ella decide en un momento dado contraer matrimonio con un médico, Juvenal Urbino de la Calle, con mayores recursos económicos. Florentino sigue adelante con su vida amorosa, pero nunca dejará de pensar en Fermina, y nunca dejará de amarla en secreto.

En la época en la cual transcurre la acción, según el narrador, los signos del enamoramiento podían ser confundidos con los síntomas del cólera. Al igual que el caudaloso Magdalena, a cuyas orillas se desarrolla la acción, la historia fluye con un ritmo sinuoso y rítmico, inundado por una prosa que magnetiza al lector y que lo adentra, poco a poco, en un escenario que parece resistirse a alcanzar un final feliz. El río Magdalena, que acompaña a sus protagonistas se convierte en una metáfora de la vida, con sus escollos y sus accidentes geográficos, pero con un destino final ineludible.

Pese a lo aparentemente esquemática que es esta historia, Gabriel García Márquez consigue introducir elementos que van complicando la vida de los personajes y que llenan de interés la narración. El amor incombustible de Florentino por Fermina no deja de ser el motor de su vida. Sin embargo, cae en la hipocresía al tener todo tipo de relaciones temporales, que incluso llega a contabilizar. Igualmente, Fermina, tras de fallecer su marido, el doctor Juvenal Urbino, llega a arrepentirse de haber escogido el confort que proporciona una vida adinerada al amor verdadero. Este momento de la muerte de Juvenal, casi al comienzo de la novela, da lugar a una de las declaraciones de amor más hermosas jamás escritas, la de Florentino hacia la recién enviudada Fermina, y también a uno de los rechazos amorosos más brutales y humillantes jamás escritos. Sin embargo, la negativa de Fermina no amilana a Florentino, quien seguirá insistiendo en declarar su amor de un modo persistente, inasequible al desaliento, sin perder jamás la esperanza, aun cuando toda su juventud está ya irremediablemente perdida.

El final es tan acertado como simbólico. La vida solo es una y aferrarse a ideas poco adecuadas no impide que el tiempo siga pasando y cumpliendo con su imparable labor que desemboca en la muerte. La novela se convierte así en el fiel reflejo de la vida no solo de los personajes sino también de los lectores que quieran afrontar su lectura. El trayecto final en barco cierra la novela de un modo prodigioso, sencillamente insuperable, cuando el barco en que viajan comienza a dar la vuelta una y otra vez, llevando a bordo a los dos amantes:

-¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo? -le preguntó.

Florentino Ariza tenía la respuesta preparada desde hacía cincuenta y tres años, siete meses, y once días con sus noches.

-Toda la vida -dijo.

Para muchos, El amor en los tiempos del cólera es una historia de superación personal. Para otros, el fiel reflejo de una época determinada. Independientemente de la opinión de cada lector, la novela sorprende, enamora y permite múltiples interpretaciones. El resultado final es una experiencia lectora más que recomendable. Primero porque la temática es universal  y los sentimientos de los protagonistas no nos son ajenos. Y segundo porque el juego que hace García Márquez con el orden de la historia, la intensa personalidad de los protagonistas y el entorno en el que se enmarca la acción son otros factores decisivos para terminar admirando su reconocible, única y genial manera de escribir.

El amor en los tiempos del cólera. Gabriel García Márquez. Oveja negra

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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