El trastorno de identidad disociativo severo en el cine

000.identityEl trastorno de identidad disociativo severo es una de las enfermedades mentales menos normales de la historia. Una persona es capaz de tener más de una identidad: pueden ser dos, tres, cinco e incluso diez. En el cine, aparte de enseñar otras enfermedades, como el autismo (Rain Man) o la amnesia (Memento) también se ha enseñado más de una vez el trastorno de identidad. En este artículo podrán presenciar tres spoilers que he tenido que destripar por varios motivos; el resto estará en secreto excepto para los que las hayan visto.

No se empezó a hablar de este trastorno hasta Las tres caras de Eva (1958): basada en hechos reales y por la que la actriz Joanne Woodward recibió un merecido Oscar. Una mujer sufre tres identidades: la de un ama de casa, una juerguista y una mujer con amnesia. Un psiquiatra intentará curarla.

Pero si hay un ejemplo perfecto sobre esta enfermedad es Norman Bates en Psicosis (1960), de Alfred Hitchcock.

Anthony Perkins encarna a un tipo que asesinó a su madre cuando era muy joven al sentirse sustituido. Con el arrepentimiento llegó a pensar que seguía viva y empezó a comportarse y a hablar como ella. Por desgracia, la personalidad de la madre es la de una asesina que se siente sustituida cada vez que Norman siente interés por alguien.

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El director que más “homenajea” a Hitchcock,  Brian de Palma,  hizo lo mismo en Vestida para matar (1980). Michael Caine interpreta a un médico con doble personalidad: a la vez es una paciente asesina.

El realizador David Fincher hizo algo  más surrealista en El club de la lucha (1999): un tipo corriente (Edward Norton) quiere tener una vida más potente; entonces conocerá a Tyler Durden (Brad Pitt), un tío que le va la lucha. Se hacen colegas y así el narrador sin nombre (Norton) tiene una vida mejor.

Durante la película, el narrador descubrirá que él es Tyler, su doble personalidad. La  imagen de Brad Pitt es fruto de su imaginación.

En Las dos caras de la verdad (1996), Aaron (otra vez Edward Norton) tiene una personalidad malvada, Roy, que hará que cometa crímenes. Es acusado y encerrado. Su abogado (Richard Gere) quien tiene piedad de él, lo defenderá intentando convencer al mundo que él no es consciente de lo que hace.

En El Señor de los Anillos (2002), Smeagol es un dulce y cariñoso hobbit que un día es poseído por un anillo mágico. Su amigo, quien también es poseído por el anillo, intenta robarlo,  pero Smeagol lo asesina creando así su personalidad mala: Gollum. Durante toda la saga intentará robar el anillo y habrá un enfrentamiento entre su  personalidad buena y  mala.

En El escondite (2005), un psiquiatra (Robert De Niro) vive sólo con su hija. Un día, su hija le dice que ha conocido a un amigo imaginario: Charlie. El padre al principio no le da ninguna importancia hasta que empiezan a ocurrir incidentes. La hija no parará de echarle la culpa a Charlie. El padre pensará que no es un amigo imaginario sino una doble personalidad.

En La ventana secreta (2004), un escritor, Mort Rainey (Johnny Depp) es acusado de plagio por un escritor desconocido, John Shooter (John Turturro), algo que Mort niega. Desde ese momento Shooter empezará a arruinarle la vida hasta que Mort Rainey lo reconozca. Al principio solo parece una película a lo Hitchcock, pero al final nos daremos cuenta que tiene mucho que ver con el trastorno (si quieren saber la razón, véanla).

En Identidad (2003) hay dos historias mezcladas: unos desconocidos se reúnen en un motel (John Cusack, Ray Liottta, etc). Empiezan a morir uno tras otro y los protagonistas se dan cuenta que entre ellos hay un asesino (homenaje a los Diez negritos). Mientras tanto, un tipo con trastorno de identidad que tiene más de cinco identidades, es sentenciado a muerte. Su psiquiatra (Alfred Molina) y su abogado intentarán que se cure antes de la ejecución. Esta última película es la que ha tenido las agallas de mostrar un trastorno con más de cinco identidades y rodarlo de forma realista (los que la hayan visto, me  entenderán). Al final de la película se revelará qué tienen en común estas dos historias completamente diferentes entre sí dando un giro de guion inesperado.

Bueno, hasta aquí mi artículo. Los que no hayan visto estas películas, véanlas, y si he destripado alguna, lo lamento.

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5 Comentarios

  1. Querido Héctor, me ha encantado tu artículo, pues entre las películas que citas se encuentran algunas de las que más me han gustado en relación con el desdoblamiento de personalidad.
    Aunque se trata de una recopilación no extensa, quizá estés inaugurando un nuevo capítulo dentro de CicutaDry: el de las antologías.
    Sería muy interesante ir abriendo nuevas antologías cinematográfias e irlas aumentando por tu cuenta, con la colaboración del resto de miembros de vuestro equipo, e incluso con las aportaciones de los lectores, que ya nos contamos por miles.
    Espero seguir leyendo artículos tuyos.
    Un abrazo fuerte,

  2. ¡Pues a mí me has reventado más de una! Se te olvida una de las mejores, «Yo, yo mismo e Irene». Buen artículo.

  3. Querido Héctor, no sólo me ha gustado tu artículo sino que estoy deseando ver de nuevo (y algunas de nuevas) las películas que mencionas. No se por qué me parece que aún te queda mucho por hablar sobre el tema, que tus conocimientos son extensísimos y que pronto leeremos la continuación….Tu entusiasmo por el cine me ha cautivado.
    Adelante con esa Antología.
    Un abrazo fuerte,

  4. Magnífico tu artículo, Héctor, te animo a que te prodigues más escribiendo y publicando artículos de cine, pues se nota que el cine para ti es una pasión.
    Un saludo

  5. José Luis Alvarado

    Héctor, tu artículo me ha parecido muy bueno y la verdad es que haces un recorrido por la historia del cine muy completo. Eso sí, echo de menos una película que, digamos, abarca todas las películas a las que has hecho referencia e incluso cuenta aún más casos del trastorno de identidad que todos los filmes que se han rodado acerca de esta enfermedad: Zelig, de Woody Allen. Claro, que el propio Woody ya es de por sí un caso ejemplar de trastorno de identidad severo disociativo-obsesivo-compulsivo-regresivo y no sé cuántas cosas más….

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