Una mujer a 1000 grados. Hallgrimur Helgason

la mujer a 1000 grados

Creo que todos ustedes estarán más o menos de acuerdo conmigo en que la narrativa nórdica ha sido, hasta hace muy poco, una gran desconocida y que, aunque está ganando algunos adeptos debido a una amplia saga de escritores de novela negra y policial, sigue siendo una rareza en nuestras latitudes. Pero es que si ya nos produce extrañeza que escritores suecos, daneses o fineses vayan ganándose su cuota de mercado en las librerías, mucho más chocante debe resultarnos cuando se habla de literatura islandesa. Excluyendo el caso de Halldor Laxness, que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1955, poco más nos ha llegado de ese remoto país.

En este contexto, lo primero que me llamó la atención y me movió a la curiosidad de leer este libro que a continuación voy a comentar, fue precisamente la nacionalidad de su autor, Hallgrimur Helgason, un islandés que ha irrumpido de forma abrupta en el mercado editorial y que ya cosechó anteriormente prestigio con su novela “101 Reikiavik”.

Tras el impacto inicial, mi segunda sorpresa fue la conocer la temática de esta historia: la vida de una anciana que pasa sus últimos días en un garaje, esperando a morir mientras el poco contacto que mantiene con el mundo es a través de una conexión a Internet. Y para contar esta historia, su autor recurre notablemente al uso de la ironía, y no digamos ya del humor, bastante cáustico en algunas páginas que conforman la parte más memorable de esta extraña novela. Prueben a hacer mentalmente un breve recorrido por la literatura nórdica más reciente y encontrarán multitud de ejemplos de su carácter adusto y en ocasiones macabro. Después de ese viaje mental, ¿pueden ustedes concebir a un escritor nórdico que use el sentido del humor? Pues he aquí que Hallgrimur Helgason lo consigue, aunque lo haga sólo en ciertos capítulos.

En cualquier caso, no se asusten. A lo largo de más de 600 páginas, el autor tiene tiempo para cambiar a todos los registros. En su novela hay mordacidad, sin duda, pero también hay un drama familiar importante, y una revisión histórica de la vida durante el siglo XX en un país que para la mayoría pasa desapercibido. Herra, la protagonista de esta novela es consciente de que va a morir pronto y afronta sus últimos días con notable calma, casi con expectación, pues incluso telefonea al crematorio y pide cita para su propia incineración (de ahí viene el título de esta obra). Gravemente enferma de los pulmones, sin apenas poder respirar, pasa su vida de la cama al ordenador y viceversa, encerrada en un garaje al que cada día acuden dos enfermeras por turnos. Las mejores páginas del libro, fuera de toda duda, son las que Herra relata desde su presente inmediato, porque es entonces cuando despliega toda su mordacidad.

El recuerdo, la memoria de esta mujer, forman una parte fundamental de su vida pero también de la historia de Islandia. El abuelo de Herra fue el primer presidente de la república islandesa, una vez que, acabada la Segunda Guerra Mundial, Islandia obtuvo la independencia de Dinamarca. Los años de la guerra, quedan documentados en este libro siempre desde el punto de vista de una niña que no comprende por qué sus padres discuten cuando el padre de Herra decide apoyar a Hitler y luchar en su bando, al tiempo que la isla ha sido tomada por el ejército británico. Herra se muda con su familia a Dinamarca para estudiar allí y, desde el principio se encuentra como un animal acosado, como la víctima propiciatoria de todos sus nuevos compañeros, sola, sin amigos y, al final, sin unos padres de los que se tienen que separar a causa de la guerra. El infierno personal de la protagonista durante los años de la guerra queda asombrosamente documentado en esta larga narración que nos relata de modo inmisericorde las numerosas vejaciones a que la someten unos y otros. Para hacernos una idea del carácter que adquiere la protagonista, antes de separarse de su padre, éste le entrega una granada de mano, por si se ve obligada a usarla en caso de necesidad. Cuando Herra se recluye en el garaje con más de ochenta años, aún conserva esa granada.

La novela está estructurada en capítulos cortos, con saltos temporales a lo largo de todo el siglo XX hasta llegar a los primeros años del siglo XXI en plena crisis económica con el famoso crack de los bancos islandeses. El reencuentro con sus padres acabada la guerra, su paso por diversos países como Argentina, Estados Unidos, Alemania o Dinamarca, sus múltiples matrimonios, o los hijos que la llevan consciente o inconscientemente a la miseria de su vida actual, son algunas de las múltiples caras de una historia de historias que nos sirven para conocer la evolución de las ideas de un siglo convulso en un país aparentemente tranquilo.

Una mujer a 1000 grados es un juego literario tragicómico y nos sorprende conocer que el autor escribió esta historia porque conoció casualmente a su protagonista, con quien mantuvo una larga conversación. El hecho de que esta historia esté sustentada sobre acontecimientos más o menos verídicos le proporciona un matiz aún más interesante, si bien, al parecer, provocó bastante polémica en Islandia. Según el testimonio del propio Helgason en el prólogo, no podía despreciar una historia semejante porque “se trataba de una historia maravillosa para cualquier escritor”. Una historia con la que sin duda su autor disfrutó, y eso se nota.

Una mujer a 1000 grados. Hallgrimur Helgason. Lumen

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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2 Comentarios

  1. Muchas gracias por la reseña de la mujer a mil grados, me parece una muy buena manera de conocer Islandia y los atisbos de las formas sociales en los países nórdicos que, no obstante su antigüedad, me son desconocidos.
    A mi atrajo la singularidad y el misterio de la obra, el autor no suelta prenda en las entrevistas.

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  2. Gracias a ti Óscar, por tus comentarios. En efecto, opino como tú, me parece una buena forma de asomarse a una cultura que para nosotros es bastante desconocida. Un saludo.

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