Hombres sin mujeres. Haruki Murakami: la pérdida de la mujer amada

hombres sin mujeres portada MurakamiHay muchas clases de pérdidas, y Haruki Murakami nos propone, a través de siete relatos personalísimos, un recorrido por las vidas y los sentimientos de siete hombres que, en un momento dado, tuvieron cerca a una mujer a la que amaron y que, por muy diferentes razones, salieron de sus vidas dejándolos emocionalmente amputados para el resto de sus días. Porque la tesis de Murakami es que la pérdida de una mujer amada supone para esos hombres un estigma del que no podrán deshacerse jamás: un hombre que se ha quedado sin su mujer amada no podrá recomponer ese vacío nunca. Parece una tesis algo trasnochada y romántica, pero Murakami sabe plasmarla con eficacia en sus relatos, que son los siguientes:

Drive my car: un viejo actor viudo que tiene problemas con el alcohol contrata a una mujer joven como chófer para que lo lleve al teatro donde ensaya una obra. Pese a su diferencia de edad y de personalidad, el hombre establecerá una extraña complicidad con su chófer a quien terminará contándole confidencias de su vida privada, entre ellas, sobre la mujer con quien estuvo casado y a quien amó a pesar de saber que le estaba engañando con otro hombre.

Yesterday: en esta ocasión los protagonistas son, por una parte, una pareja joven que ha mantenido una larga relación desde la infancia y, por otra, el mejor amigo de él. Pese al tiempo que han estado juntos, el chico le confiesa a su amigo que nunca ha llegado a tener relaciones sexuales con su pareja, a quien todos consideran su novia, y dada su incapacidad para comprometerse con ella, les ofrece a ella y a su amigo salir juntos para intentar que de ese modo ella pueda ser feliz. Este cuento tiene un momento de un lirismo sublime, cuando ella acepta salir con el amigo de su novio y le cuenta un sueño. Murakami sabe usar el lenguaje hasta transformarlo en un momento mágico, cuando nos plantea a los lectores si los sueños pueden tomarse prestados, si la ocasión lo requiere.

Un órgano independiente: nos narra la historia de un cirujano plástico con amplio reconocimiento profesional pero que siempre ha evitado comprometerse sentimentalmente. Pese a su éxito como cirujano, el protagonista se siente vacío, incompleto, y se pregunta continuamente quién es él en realidad. Hasta que, después de treinta años de soltería, cae en la trampa del amor.

Sherezade: se trata de una curiosa historia en la que un hombre que vive recluido se cita con frecuencia con una mujer que, además de arreglarle la casa, practica el sexo con él de un modo un tanto mecánico y desapasionado, mientras ella le cuenta historias que nunca concluye. El erotismo y el fetichismo que subyacen en este relato son un verdadero prodigio.

Kino: este relato fue el primero del libro en el que me pareció captar el estilo que yo conocía de Murakami a través de sus novelas previas. Con una mezcla de realismo y onirismo, Murakami nos narra la historia de un hombre que se separa de su mujer cuando la sorprende en su propia casa con un amante y monta como negocio un bar. Allí, entre su clientela, conocerá a un extraño personaje que le hará cambiar su concepción de la vida.

Samsa enamorado: este relato tiene un comienzo que me encantó:

Cuando despertó, descubrió que se había metamorfoseado en Gregor Samsa.

Se trata de na historia completamente surrealista que narra la absoluta perplejidad de un hombre que se despierta en una casa sin saber a ciencia cierta quién es ni qué hace allí. La introducción de una muchacha que irrumpe en la historia le confiere una dosis adicional de surrealismo a esta historia extraña de comienzo verdaderamente kafkiano.

Hombres sin mujeres: posiblemente el relato más desolador de todos, en el que un hombre recibe una llamada a medianoche para anunciarle la muerte de una mujer a la que él conoció en el pasado. Lo terrible de este relato es el modo en que Murakami nos transmite cómo una simple llamada trastoca el orden preconcebido de una persona, con una mala noticia que solo sirve para acrecentar la propia soledad, la convicción de que ciertas pérdidas son irrecuperables. Hay un momento en el que su protagonista, hablando de aquella mujer fallecida, confiesa:

Nos equivocamos en el momento de conocernos. Como quien confunde el día de una cita. La hora y el lugar eran correctos. Pero no la fecha.

Y al acabar el relato, la última frase corrobora plenamente el sentido del título:

Sólo los hombres sin mujeres saben cuán doloroso es, cuánto se sufre por ser un hombre sin mujer.

Decía Flaubert que existe un momento en las separaciones en el que la persona amada ya no está con nosotros. Uno de los personajes de Murakami parece hacerse eco de esta idea cuando dice:

A esta edad por fin empiezo a entender, por propia experiencia, los sentimientos del poeta. La honda sensación de pérdida tras haberse encontrado con la mujer amada, haberse unido a su cuerpo y haberle dicho adiós. Si lo piensa, ese sentimiento no ha cambiado en miles de años.

Murakami dixit. No se puede añadir mucho más sin estropear la belleza de esas palabras.

Hombres sin mujeres. Haruki Murakami. Tusquets.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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