Canon de la narrativa universal del siglo XX

La lechuza ciega. Sadeq Hedayat: La inquietante fascinación por la muerte

Sadeq Hedayat Los cuentos no son más que una vía de escape abierta para los pobres deseos que cada narrador ha forjado dentro de los estrechos límites de su mentalidad hereditaria y que no ha podido satisfacer. Así pensaba el escritor iraní Sadeq Hedayat (1903-1951) y así lo supo plasmar en una novela que se debe emparentar con una larga …

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Del tiempo y del río. Thomas Wolfe: Una pasión desmesurada

Fue Thomas Wolfe (1900-1938) un escritor desmesurado, autor de una obra corta, intensa y exuberante. Sus pocas novelas son asombrosas por la calidad de su estilo, por la rica adjetivación, por el intenso lirismo y la mirada desarraigada de este hombre del profundo Sur que supo dotar a su escritura de una carnalidad extrema, donde se une la prosa torrencial …

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Auto de fe. Elias Canetti: El principio de poder

Hay dos mundos que se encuentran enfrentados: el yo individual y el yo colectivo, el individuo frente a la masa. Elias Canetti (1905-1994) fue un gran pensador del siglo XX que estudió esta dicotomía no siempre incruenta en la que se ve inmerso el ser humano. Su obra magna, Masa y poder, empieza de la siguiente manera: «Nada teme más …

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¿Acaso no matan a los caballos? Horace McCoy: La pesadilla real

Se puede matar por compasión: el cañón de una pistola sobre la sien de una guapa muchacha, por la noche, en un muelle; un solo disparo: la mejor forma de eutanasia activa; la mejor forma, también, de que los hombres, con sus estúpidas costumbres, te envíen a la silla eléctrica por asesinato. Horace McCoy (1897-1955), escritor de pulp fictions, reportero …

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Suave es la noche. Francis Scott Fitzgerald: La felicidad empañada

Hubo un tiempo en que los escritores se convirtieron en personajes de sí mismos. La generación perdida norteamericana demostró que la vida y la literatura podían ser paralelas, o mejor dicho, que sus vidas podían ser convertidas en literatura, y por tanto, en relatos apasionantes. La biografía de Francis Scott Fitzgerald (1896-1940) podría leerse como una novela, no sólo porque …

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Llámalo sueño. Henry Roth: La infancia perdida

Dicen que la infancia es el paraíso perdido, pero para algunos es el infierno nunca olvidado. Un infierno que regresa constantemente, porque se ha convertido en un hábito del pensamiento, porque te ha formado o deformado de manera que ya no serás el adulto que hubiera resultado de esa infancia idílica de la que sin embargo otros tienen gratos recuerdos, …

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Los nueve sastres. Dorothy L. Sayers: Repique de campanas

Hubo un tiempo en que el mundo era feliz. Afables párrocos dirigían las almas de unas cuantas personas de buena fe, perdidas en aldeas rodeadas de terrenos pantanosos, allá en la Inglaterra de 1920. Las personas eran buenas, y si no lo eran, pronto eran echadas del redil, o ellas mismas se apartaban, normalmente para dirigirse a la cárcel, el …

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Yo, Claudio. Robert Graves: El valor del punto de vista

Antes del actual boom de la novela histórica, existía la novela histórica. Uno de sus máximos cultivadores fue Robert Graves (1895-1985), que aunque se consideraba a sí mismo como poeta, creyó encontrar en la historia una inspiración lírica que le diera un nuevo significado a la narrativa. Los hechos históricos son innegables, parecen inmutables, pero dependiendo de la voz narrativa, …

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Trópico de Cáncer. Henry Miller: La vida misma

Hubo un tiempo en el que las novelas parecían componerse tan solo de palabras, de formas, de estructuras complejas y laberínticas. El Ulises de Joyce había roto con una tradición de siglos y ya la mirada del escritor era una mirada calidoscópica, hecha pedazos, de tal modo que la historia no tenía tanta importancia como la manera de contar esa …

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Luz de agosto. William Faulkner: Solos en el mundo

Todo hombre tiene el privilegio de destruirse a sí mismo siempre que no haga daño a nadie, siempre que viva para sí mismo y de sí mismo. Todo hombre puede ser víctima y a la vez verdugo de sí mismo; sólo tiene que situarse en el contexto idóneo, dejarlo vivir entre la intolerancia y la incomunicación, solo, solo como un …

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