Canon de la narrativa universal del siglo XX

Alfred Döblin. Berlin Alexanderplatz: El ruido de fondo

Bertold Brecht cantaba así la decadencia de las ciudades: «Bajo nuestras ciudades, cloacas. / En ellas nada y sobre ellas humo. / Vivimos allí. Son vidas opacas. / Durarán algún tiempo a lo sumo.» Alfred Döblin (1878-1957) escribe su obra maestra en un tiempo convulso, el período entreguerras, la época tal vez más condenada por la incertidumbre y la inestabilidad …

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Climas. André Maurois: Escenas de matrimonio

A veces, cuando se ama a una persona, todo cuanto se halla íntimamente relacionado con su imagen se encuentra a nuestros ojos adornado de las cualidades y virtudes imaginarias con que hemos investido a nuestro amor. Ortega llamó a ese momento supremo del amor una enfermedad de la atención, y Stendhal habló de la cristalización del amor: la tendencia a …

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Nadja. André Breton: La belleza convulsa

¿Cómo se puede escribir una novela que no parezca una novela? ¿Cómo se puede llegar a convertir la realidad en una pura ficción que inopinadamente respalda esa realidad? Si algún movimiento cultural del siglo XX quiso subvertir la idea del mundo tal como lo concebimos, ése fue el movimiento surrealista, y al frente de él, el poeta André Breton (1896-1966) …

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Chevengur. Andréi Platónov: La tierra olvidada

Las revoluciones requieren de la masa, de la colectividad. Cuando descienden al hombre sencillo, a las personas tomadas como individuos, se convierten en una quimera, en una esperanza sin asidero. Alexandr Dvánov, el protagonista de Chevengur (1927) escucha un día que el socialismo se ha instaurado en las tierras rusas, y con la ilusión de un hombre ingenuo, sin conocer …

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El lobo estepario. Hermann Hesse: No para cualquiera

Solo hay que mirarse al espejo para descubrir que detrás de todo doctor Jekyll hay un oculto y poderoso Mr. Hyde. No es una máscara, sino otra realidad, otra personalidad, que aflora en quienes no se encuentran satisfechos con la vida y el mundo. Hermann Hesse (1877-1962) fue un inteligente y culto escritor cuya claridad, limpieza y difícil templanza de …

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Mi enemigo mortal. Willa Cather: Las edades de la mirada

Pocos autores han conseguido una maestría igualable en las distancias medias como Willa Cather (1876-1947). La escritora americana escribió dos nouvelles memorables por la concentración narrativa que atesoran sus páginas. Mi enemigo mortal (1926) es un ejemplo de contención y economía verbal, de intensidad y de ritmo. Resulta manido decir que no sobra ni falta una sola palabra, pero es …

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El final del desfile. Ford Madox Ford: Esperanza y gloria

El que tiene por costumbre reprimir las emociones se coloca en desventaja en los momentos de gran presión inesperada. El escritor británico Ford Madox Ford (1873-1939) imaginó una historia muy inglesa, en las que las cuestiones menos importantes de la vida se afrontan de forma impecable sin inmutarse por nada, mientras que en los momentos de confrontación, los personajes se …

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Bajo el sol de Satanás. Georges Bernanos: El límite de las fuerzas

Puede resultar chocante para nuestra mentalidad actual que haya autores cuya lucha existencial, librada a través de la escritura, se haya decantado por una vertiente religiosa. Sin embargo, el Bien y el Mal, temas muy frecuentados por la literatura, también pueden ser encarados mediante las figuras de Dios y el Diablo, la luz y las tinieblas, los lados opuestos e …

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El agente secreto. Joseph Conrad: El anarquismo irónico

Toda idealización empobrece la vida. Embellecerla es quitarle su carácter de complejidad, es destruirla. El temperamento de Joseph Conrad (1857-1924) huía de cualquier atisbo de irrealidad, él, que salió con 17 años de su Polonia natal hasta Marsella para enrolarse como marinero: la vida se transforma con los hechos, se moldea al gusto de la propia personalidad. Por eso siempre …

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El infierno. Henri Barbusse: La soledad de los otros.

Dijo Sartre: “El infierno son los otros”. El individuo está inmerso en el mundo, no puede salir de él, por mucho que queramos ser nosotros mismos siempre estaremos influidos, coartados, queridos o aleccionados por los demás. El individuo, como tal, no existe, lo que implica que no es libre. Sospecho que esta idea permaneció en la memoria del filósofo francés …

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