Poetas de Uruguay: Delmira Agustini

Delmira Agustini (1886-1914). Uruguay

Delmira Agustini

Delmira Agustini nació en Montevideo y desde muy niña destacó por su inteligencia precoz y su espíritu inquieto, con afán por aprender, al que sus padres supieron corresponder instruyéndola en la enseñanza de idiomas, la música (aprendió a tocar el piano) y el arte en general. El mundo de la poesía la sedujo muy pronto hasta el punto de que sus primeros versos los compuso con apenas diez años.

Su vida amorosa fue breve pero intensa y con un final trágicamente aciago: tras casarse con Enrique Job Reyes, el gran amor de su vida, se separó de él apenas dos meses después (hay quien dice que el motivo fue que él nunca llegó a valorar el talento de Delmira Agustini).  Mientras gestionaban su divorcio, sin embargo, Delmira y Enrique continuaron viéndose, y mantuvieron encuentros furtivos como amantes. En una de aquellas citas furtivas, en una habitación de hotel, su exmarido la asesinó disparándole con una pistola, tras lo cual, se suicidó.

De la poesía de Delmira Agustini destacan, por un lado, su clara inscripción en el modernismo. Formó parte de la Generación del 900, junto a Julio Herrera y Reissig, Leopoldo Lugones, Rubén Darío y Horacio Quiroga, al que consideraba su maestro. Sin embargo, su estilo es muy personal y tiene un componente onírico muy marcado. Por otra parte, el erotismo también es un aspecto fundamental de su poesía, algo que llegó a desconcertar a los lectores de su época y que marcó un hito, no solo en la poesía hispanoamericana, sino en la forma de escribir y sentir la poesía. Un ejemplo de esa sensualidad y de ese erotismo lo podemos ver reflejado en uno de sus sonetos titulado «El intruso»:

EL INTRUSO

Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu forma fue una mancha de luz y de blancura.

Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura;
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.

¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;
y si duermes, duermo como un perro a tus plantas!
¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;

y tiemblo si tu mano toca la cerradura;
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera!

Por otra parte, en la poesía de Delmira Agustini subyace un fondo pesimista, con una visión tormentosa y angustiada pero de un lirismo sublime. Un ejemplo destacable en este sentido es su magnífico poema «Ceguera»:

CEGUERA

Me abismo en una rara ceguera luminosa,
un astro, casi un alma, me ha velado la Vida.
¿Se ha prendido en mí como brillante mariposa,
o en su disco de luz he quedado prendida?

No sé…
Rara ceguera que me borras el mundo,
estrella, casi alma, con que asciendo o me hundo.
¡Dame tu luz y vélame eternamente el mundo!

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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