El Zarco, de Manuel Altamirano: bandidos y costumbrismo mexicano

Portada de El Zarco, de Manuel Altamirano

La novela más conocida de Manuel Altamirano, El Zarco, es uno de los grandes clásicos de la literatura mexicana, a pesar de que no es una obra especialmente conocida fuera del país. Su papel es fundacional, pues la intención principal de Altamirano era crear una literatura de carácter nacional, marcadamente mexicana, una literatura cuya pretensión era desvincularse tanto del estilo de la península como de las otras corrientes literarias de Hispanoamérica.

Para ello, Manuel Altamirano se apoya en el costumbrismo y construye una novela alrededor de una complicada historia de amor, salpicada de realismo, personajes históricos y problemáticas propias del México de la época, alrededor de 1861 y 1862. Esta novela es clave para conocer algunos aspectos de la historia del país, especialmente sobre el papel de los indígenas, la figura del bandido y el ambiente que reinaba en México durante la Guerra de Reforma.

El Zarco podría considerarse, pues, como el espejo del México de la segunda mitad del siglo XIX. El personaje principal de la novela no podía ser otro que el Zarco, el jefe de un grupo de bandidos, Los Plateados, ubicados en Yautepec, en el estado de Morelos, región del interior de México. Viviendo al margen de la ley y atemorizando al pueblo, los bandidos que descubrimos en la novela están basados en un problema real que acusaba a la población mexicana en el siglo XIX.

En la novela, el Zarco tiene como amante a Manuela, la hija de doña Ana, que es una poderosa terrateniente. Estos personajes femeninos responden a otro arquetipo, diametralmente opuesto al del bandido: los colonos poseedores de tierras. A pesar de que también la pretende Nicolás, un noble trabajador, Manuela se hace amante del Zarco, hasta el punto de fugarse con él, lo que tendrá funestas consecuencias.

Tras la huida de Manuela, su madre muere por la tristeza causada y Nicolás, que acude a las autoridades para tratar de rescatar a Manuela, es encerrado sin motivo alguno en la cárcel, donde lo visitará Pilar, una amiga de Manuela que acude en su auxilio logrando sacarlo de la cárcel, y a quien le declarará su amor. Nicolás corresponderá al amor de Pilar, con quien comenzará una idílica historia de amor. Por su parte, Manuela conocerá las penurias de la vida bandida y se arrepiente de sus decisiones al comprobar cómo los bandidos compañeros de él Zarco la desprecian y mucho más cuando se entera de que su madre ha muerto por su causa.

El contraste entre los dos amores, el superficial y tóxico entre Manuela y el Zarco, en contraposición con el más sincero y puro de Nicolás y Pilar, es uno de los motores fundamentales de la historia. A través de ellos se realiza también el retrato moral de los personajes, una cuestión en la que influyen decisivamente los orígenes y el poder social que ostentan, favoreciendo la mirada nacional y reivindicando al pueblo indígena oprimido.

Pero la novela no solo pone el acento en la cuestión colonial. Las autoridades se muestran pasivas e indiferentes ante el sufrimiento de un pueblo acosado por las penurias económicas. Esto es producto de la desigualdad y de la guerra y se agrava todavía más por la constante presencia de los bandidos y sus fechorías. Ante esta situación, el pueblo no se queda atrás y se alza, buscando su propia voz y forjando su destino, huérfano.

Este movimiento se encarna en la figura de Nicolás, el trabajador noble y valiente, una persona resiliente que busca ayuda en la autoridad y es castigado, obligado a cumplir una pena de cárcel inmerecida. El periplo de este personaje, antagonista del Zarco y verdadera voz del pueblo mexicano, es, en realidad, un canto a la libertad, a la justicia y la emancipación, un símbolo nacional en el que apoyarse y con el que construir un futuro mejor.

El Zarco es, como decimos, una novela fundamental para entender no solo la historia de México, sino para comprender el carácter e historia de su literatura nacional. Además, los amantes del realismo podrán disfrutar entre sus páginas, conociendo a unos personajes basados en tipos históricos y que muestran las costumbres típicas mexicanas del momento.

El Zarco. Manuel Altamirano. Cátedra.

4.3/5 - (6 votos)

Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

Check Also

Retrato de Raymond Carver

Catedral de Raymond Carver: relatos de la vida cotidiana

Catedral, de Raymond Carver es una colección de relatos que captura la esencia de la …

Deja una respuesta