La mujer habitada, de Gioconda Belli: la literatura mágica y vital de la mujer

Gioconda Belli es una de esas artistas multifacéticas que ha escrito tanto novela como poesía, y además, al igual que muchos otros escritores hispanoamericanos, su obra y su propia vida están cargadas de un fuerte compromiso político. Dentro del panorama literario actual nicaragüense, Gioconda Belli quizá sea, como novelista, la figura más destacada y, como poeta, una de las más relevantes, pues en Nicaragua hay un destacado elenco de poetas de indudable calidad. En su faceta de mujer comprometida con la política y con la sociedad, la literatura de Gioconda Belli viene a ser un reflejo a través del cual podemos conocer la realidad que se esconde detrás de la historia de Hispanoamérica y muy especialmente la de su país.

La mujer habitada, publicada en 1988, fue la primera incursión de Gioconda Belli en el género de la narrativa, pues todas sus publicaciones anteriores a esta obra fueron obras poéticas. La novela obtuvo un éxito de crítica y de ventas casi inmediato, a pesar de ser la ópera prima narrativa de la autora, a quien el éxito le llegó un tanto por sorpresa. Esta obra en concreto contiene mucho de crítica social y política. La autora nos muestra, con pequeñas pinceladas, el estatus social de un país profundamente deprimido en los ámbitos social y económico con un nivel de pobreza elevado, discriminación social y plagado de injusticias. Con ese retrato robot de fondo, Gioconda Belli va construyendo la trama de una novela que narra dos historias paralelas que aparentemente no tienen nada en común salvo porque sus protagonistas son, en ambos casos, mujeres y en ambos casos, también, mujeres luchadoras, mujeres que buscan la libertad. La búsqueda de la libertad es el hilo conductor que guía ambas historias, la de Lavinia y la de Itzá. En cuanto a la primera, Lavinia nos presenta a una mujer joven, con estudios de arquitectura, en la Nicaragua de los años 70, bajo la dictadura de Somoza. Y en cuanto a la segunda, Itzá, se trata de una mujer indígena que vivió en el periodo de la conquista por parte de los españoles. Ella es un miembro más de su pueblo que participa en la resistencia contra los conquistadores. Su voz está representada por un espíritu en forma de árbol, que nos comienza contando su historia como si fuese una observadora que ha presenciado los hechos pero sin participar. Más adelante, Itzá alcanza una especie de simbiosis con Lavinia, de modo que llega a influir en el comportamiento de esta de una forma notable.

Uno de los temas principales presentes en la novela es el feminismo, o más bien la lucha de las mujeres que tratan de abrirse paso en un mundo predominantemente masculino. Una de las protagonistas, Lavinia, se involucra en el Movimiento Nacional de Liberación de un modo un tanto accidental, tras una visita inesperada en la que su novio se presenta en su casa con un militante herido de bala. Lavinia inicialmente rechaza la violencia, pero, tras un periodo de dudas e incertidumbre, termina por alistarse a la lucha armada en contra de la dictadura. Por su parte, en la historia paralela Itzá será una de las primeras mujeres de su tribu en luchar contra los colonizadores para liberar su tierra y su raza.

Nadie que ama, muere jamás” expresa la autora en un momento del libro y en esta frase se condensa el otro gran tema de la novela: el amor. El amor que nos presenta Belli en esta historia, no es un amor total ni perfecto, porque siempre está lastrado por los ideales de las protagonistas. De esa forma, en la historia de los indígenas y los conquistadores, Itzá y Yarince llegan al punto de prescindir de las relaciones sexuales con tal de no tener hijos que en el futuro sean esclavos de los conquistadores. Por otro lado, en la Nicaragua de la dictadura de Somoza, Lavinia y Felipe piensan que traer un hijo a su mundo, sería condenarlo a ser infeliz de por vida.

La lucha contra los miedos interiores, contra las sociedades que a cada una le tocó vivir, la discriminación social y política, hacen devenir las vidas de las dos protagonistas hacia un final que pretende demostrar que el espíritu de sacrificio merece la pena si los ideales por los que se luchan son justos.

Gioconda Belli consigue contarnos una historia de forma muy artística, con una prosa poética a la que añade el uso de símbolos para hacer que el lector se esfuerce en comprender lo que cuenta. El tema de la liberación femenina en Nicaragua, a menudo se hace presente en esta obra a través del simbolismo. Así por ejemplo, una muñeca simboliza el carácter de “mujer florero” con el que se nos presenta Lavinia; y un naranjo, se convierte en símbolo de una luchadora en la piel de Itzá.

La mujer habitada. Gioconda Belli. Seix Barral

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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