Mis documentos. Alejandro Zambra

mis documentos

Existe una curiosa tendencia entre muchos lectores de relatos de creer que lo que están leyendo son anécdotas que sucedieron en realidad a quien las escribió. En el caso de los cuentos reunidos en el volumen “Mis documentos”, en donde esta sensación de veracidad se acrecienta de un modo que resulta casi inexplicable. No es que este hecho sea en sí mismo importante. Hasta cierto punto, todos los escritores escriben sobre aquello que conocen, sobre lo que han vivido, o sobre lo que otros les han contado. Carece de importancia hasta qué punto los relatos sean más o menos exactos, más o menos ceñidos a la hipotética vida del escritor. Lo importante es la forma en que se cuentan y, en mi opinión, Alejandro Zambra logra hacerlo con un estilo definido y muy trabajado en el que cada uno de los once relatos, narrados siempre en primera persona, están escritos desde una voz que tiene algo de evocadora, como si en efecto se tratasen de relatos autobiográficos, aunque no lo sean. Esa habilidad para tejer un hilo narrativo que oscila entre lo biográfico y la ficción confieren al conjunto un estilo personalísimo. En algunos artículos he leído que los cuentos de Alejandro Zambra son comparables a los de Cheever o a los de Carver, afirmación que sin duda ya invita a leerlo, pero yo creo que un elogio aún mayor consiste en decir que Zambra tiene su propio estilo y que brilla con luz propia.

Los cuentos que componen este libro son once. Sin querer ahondar mucho en sus tramas, a continuación hablaré un poco del argumento de cada uno de ellos:

Mis documentos: en este relato el narrador nos resume lo que ha consistido su vida desde su infancia, una vida que llegamos a conocer a base de pequeños retazos, de hechos sin mayor trascendencia pero que definen el carácter y el comportamiento de una persona. Desde el día en que vio su primer ordenador personal, su fase como acólito y miembro del coro de la iglesia hasta su abandono de la religión, los problemas familiares, su decisión de convertirse en escritor y todo ello con el trasfondo de la dictadura de Pinochet, son algunos de los hechos que componen este singular relato.

Camilo: el narrador recuerda cómo, siendo un niño, conoce a un tal Camilo, que resulta ser el ahijado de su padre. El niño descubre que su padre y el padre de Camilo fueron muy amigos pero que por alguna circunstancia, terminaron peleándose. El narrador nos relata su amistad con Camilo, el deseo de éste de reencontrarse con su padre y, poco a poco, descubrimos en la historia cómo ciertos detalles que se nos han ido insinuando van encajando paulatinamente, en un engranaje de piezas de una historia sobre el rencor y el dolor.

Recuerdos de un computador personal: uno de los relatos más originales del libro en los que el autor relata cómo la vida de la pareja que protagoniza esta historia, Claudia y Max, se ve afectada por una serie de ordenadores personales que ambos comparten en la casa y cuyo uso influye en su relación hasta el punto de terminar interfiriendo completamente.

Verdadero o falso: narrado desde el punto de vista de un hombre separado que ve a su hijo los fines de semana, en este curioso relato se nos narra la historia en la que este hombre se deja convencer por su hijo para tener en su apartamento unos gatitos como mascotas, a pesar de que en su comunidad están prohibidos los animales. La relación con los vecinos, con su hijo y con su ex mujer, se ve afectada por la aparición de estos animales.

Larga distancia: una historia con cierto humor en la que un telefonista nocturno recibe la llamada de un cliente que, tras una conversación, le propone que le imparta clases particulares de literatura. Esta persona acepta y llega a montar un grupo donde conoce a una alumna mayor que él con la que comienza una relación bastante peculiar.

Instituto nacional: extraordinario relato que recoge los recuerdos de un niño en el instituto, recuerdos no demasiado agradables de profesores tiranos y alumnos humillados. Los personajes están referenciados por números y uno de ellos, el 45, que es un repetidor, parece tener el extraño don de saber quién va a ser repetidor y quién va a pasar de curso. Como muchos de los relatos de este libro, la sombra de la dictadura de Pinochet planea ligeramente sobre el argumento, aunque sea sólo de forma circunstancial.

Yo fumaba muy bien: otro relato magnífico, escrito con sutil ironía, en el que el narrador nos explica sus vicisitudes para dejar el tabaco, la terapia que sigue, los planteamientos que se hace mientras dura su terapia.

Gracias: posiblemente sea éste el relato más atípico de todo el conjunto, tanto en el sentido estilístico y contextual, como en la temática. La historia transcurre en México DF y cuenta la historia de una pareja formada por un chileno y una argentina a los que un taxi secuestra para robarles.

El hombre más chileno del mundo: narra la historia de una pareja que se conoce a través de Internet.

Vida de familia: una familia contrata a un hombre para que les cuide la casa, riegue las plantas y alimente al gato. Un día, mientras ellos están fuera, el gato se escapa y el hombre se ve obligado a buscarlo. En su búsqueda conoce a una chica que también busca a su mascota, un perro. La pareja termina simpatizando y el hombre la lleva a la casa, haciéndole creer a la chica que es suya y que las fotografías que se encuentran repartidas por las mesitas, son de su familia.

Hacer memoria: posiblemente el relato más intenso del conjunto, contado desde el punto de vista de una mujer, Yanna, que nos relata cómo durante su infancia fue violada repetidamente primero por su hermano y más tarde por su padre. Esta experiencia la marcará hasta el punto de hacer imposible que pueda tener relaciones sentimentales con nadie hasta que un día decide vengarse y planea matar a su padre.

Los relatos de Alejandro Zambra me sorprendieron muy gratamente, pues hacía tiempo que no leía a un autor de cuentos con una voz tan personal y con una intensidad narrativa como la que muestra Zambra. El cuento, que por alguna razón siempre ha sido un género considerado secundario al lado de la novela, es a mi modo de ver un género que muy pocos escritores han llegado a dominar y son muy pocos los escritores que han dominado ambos géneros narrativos: la novela y el cuento; me parece adecuado recordar en esta entrada a otro autor chileno que dominó a la perfección ambos géneros: el genial Roberto Bolaño. Parece que Alejandro Zambra está llamado a ser uno de esos escritores, pues ya demostró su valía como novelista con la estupenda obra titulada Bonsái, y ojalá que en el futuro nos siga deleitando con relatos como los de Mis documentos.

Mis documentos. Alejandro Zambra. Editorial Anagrama

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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2 Comentarios

  1. De Zambra he leído «Bonsái» y «La vida secreta de los árboles», dos exquisiteces. Y este creo, por lo que cuentas, que me seguirá agradando.

    Gracias y un saludo

    • Si te gustaron esas dos novelas seguro que este libro de relatos te gustará también. Yo no he leído «La vida secreta de los árboles», pero me la apunto para mi lista.
      Gracias a ti, y un saludo.

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