Pero, ¿cómo empiezan? ¿Qué hacen para escribir? Si esas cosas han de pasar en la adolescencia, ese trago que hemos de pasar para llegar a la madurez adulta, Genazino lo describe con enorme precisión. La vida del protagonista de esta novela, obsesionado por la escritura, deslumbrado con Kafka, pero presionado por su madre para ganarse la vida, es un recorrido por varios registros paralelos. El joven que quiere ser escritor, que va a transformarse en adulto, que quiere trabajar en lo que le gusta, se plantea rehacer una vida demasiado dibujada por otros, entre ellos su mujer y su novia. Todos ellos parecen oscuros, aburridos, exageradamente prácticos. Nuestro protagonista quiere volar, hacer otras cosas, vivir en una casa propia, escribir una novela.
Genazino ha sido también periodista, no sabemos qué tipo de experiencias han sido cosechadas de su propia vida para ser volcadas en esta tierna novela, pero el protagonista va contando sus experiencias en una clave si no humorística, al menos optimista y desenfadada. No contento con los oficios que le busca su madre, decide trabajar a la vez en un periódico local. Entra en el mundo de las letras, conoce supuestos intelectuales obsesionados con la escritura de una novela, y se da cuenta de sus verdaderos deseos. Estaba perdido haciendo lo que le pedían otras personas, pero tiene que hacer lo que él mismo se pide. Así que tiene la ocasión de dejar esa doble vida y dedicarse a cumplir sus sueños de una casa, una mujer y una novela.
No exento de ocasiones dramáticas, imagen de la vida de un adolescente, con su drama y su gloria, Genazino escribe un libro encantador. Una obra difícil de describir, irónica, punzante, humorística, pero siempre admirable, tan complicada de definir como los sentimientos de un adolescente. En la sencillez de sus frases está todo su mérito.
Una casa, una mujer, una novela. Wilhelm Genazino. Galaxia Gutenberg.