Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez: el paradigma del realismo mágico

Portada de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez

Pocas cosas pueden decirse o escribirse ya sobre Cien años de soledad que no hayan sido ya dichas o escritas. Que su autor, Gabriel García Márquez, ganase el Premio Nobel de Literatura en 1982 no sucedió por mera casualidad.

El hecho de que Cien años de soledad haya sido traducida a prácticamente todos los idiomas, ya nos advierte de la fascinación que causa.

Y la constatación de que desde que fue publicada en 1967 haya sido considerada una de las mejores novelas en lengua española de todos los tiempos o que haya figurado recurrentemente en los listados de los mejores libros de todos los tiempos, no es en absoluto casual.

Cabe preguntarse, si acaso, qué tiene Cien años de soledad para haber ejercido ese poder de fascinación y seguir ejerciéndolo más de medio siglo después de haber visto la luz. La respuesta puede ser que Gabriel García Márquez tuvo su momento de gracia al escribir esta historia.

Hoy sabemos los aprietos económicos por los que estaba pasando Gabriel García Márquez mientras se dedicaba en cuerpo y alma a escribir esta novela. No sé si fue esa presión a la que se encontraba sometido lo que ocasionó que diera a la luz uno de los prodigios más maravillosos que cualquier lector del mundo puede disfrutar, en casi cualquier idioma.

Cien años de soledad es un linaje único y maravilloso que puede construir una ciudad especial como Macondo. En el medio, una larga lista de personajes dejará su huella en las generaciones futuras, y tendrán que enfrentarse a un mundo complejo y simple.

El origen de Macondo.

José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán están unidos por lazos de sangre y, debido a su parentesco y a la leyenda de que sus hijos podrían tener deformidades genéticas (como colas de cerdo), su matrimonio estuvo lleno de signos aciagos y miedos.

En una pelea de gallos, el animal de Prudencio Aguilar resulta muerto, lo que provocó su ira ante el fracaso profiriendo insultos contra la mujer de José Arcadio Buendía. Ofendido, este desafió a Prudencio a un duelo, en el cual le atravesó la garganta con una lanza y le causó la muerte.

Sin embargo, su fantasma apareció repetidamente en su casa. Esto llevó a José Arcadio y a Úrsula Iguarán a tomar la decisión de irse a las montañas. En medio del camino, Arcadio Buendía tuvo un sueño en el que un edificio con una pared de espejos apareció frente a él, le preguntó su nombre y le respondieron «Macondo».

Por eso, al despertar, decidió detener la caravana, hacer un claro en la jungla y quedarse a vivir allí. Fue así como varias familias, dirigidas por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, fundarían en ese lugar el pueblo de Macondo. Allí la pareja engendraría a sus tres hijos: Amaranta, José Arcadio y Aureliano. Estos nombres se repetirán durante varias generaciones. Úrsula es la matriarca de la familia y vivirá más de cien años haciéndose cargo de su hogar.

Y mientras los tres hermanos crecen van llegando nuevos habitantes a Macondo desde el otro lado de la ciénaga. José Arcadio Buendía empieza a investigar las novedades que han llevado a los gitanos a su ciudad.

Por esos días aparece un personaje llamado Melquiades, un personaje que será fundamental en el destino de la familia y que trabará amistad con José Arcadio Buendía. Él muere varias veces y termina con su vida en un castaño al que llega el fantasma de Prudencio Aguilar.

El insomnio, el olvido y la memoria.

La ciudad comienza a crecer y se incrementan las actividades comerciales y la construcción. Inexplicablemente llega Rebeca, a quien los Buendía adoptan como su hija. Con su llegada, también surgen el flagelo de la peste del insomnio y del olvido. Al perder la memoria, los habitantes se ven obligados a inventar métodos para recordar y Buendía etiqueta los objetos para no olvidar cuáles son sus nombres.

Melquiades regresa de la muerte con una pócima que les regresa la memoria a los pobladores, por lo que es invitado a quedarse a vivir con ellos. En su estadía, comienza a escribir unos pergaminos, los cuales podrán ser descifrados hasta dentro de cien años.

La guerra y otros conflictos.

Estalla una guerra civil y el pueblo de Macondo forma un ejército que es liderado por Aureliano Buendía, el segundo hijo de José Arcadio. Aureliano lucha en ella contra el régimen conservador mientras que Arcadio se convierte en un brutal dictador, que acaba siendo fusilado por los conservadores. La guerra sigue y Aureliano logra salvar su vida en repetidas ocasiones. Cansado de luchar, firma un tratado de paz que dura hasta el final de la novela.

A partir de este punto la historia empieza a desarrollarse a través de los 17 hijos de Aureliano Buendía, y comienzan a contar como el pueblo logra prosperar, hasta que llegan unos extranjeros a trabajar en la plantación de banano cercana a Macondo.

Macondo sigue progresando hasta que vuelven nuevamente los conflictos con la huelga de una plantación de plátanos, debido a los maltratos que los extranjeros daban a sus trabajadores, mientras protestan, llega el ejército a invadir el lugar, asesinando a los manifestantes sin ningún tipo de consideración.

La huelga termina en una masacre tras la cual el pueblo padece una especie de maldición. Le siguen las lluvias torrenciales que llegaron a durar casi cinco años. Al dejar de llover, Úrsula, la madre, tal y como ella misma había pronosticado, muere.

El declive de Macondo.

Tras el fin de las lluvias, Macondo se convierte en un pueblo abandonado, y Aureliano dedica su tiempo a descifrar aquellos pergaminos que había dejado Melquiades. Después de mucho investigar, Aureliano Babilonia descubre que aquellos pergaminos contienen toda la historia de su familia y también su propio fin.

Un día, regresa su tía Úrsula con la cual tendría un hijo que, para su sorpresa, nace con cola de cerdo. Ella muere desangrada y el niño es comido por hormigas. Aureliano confirma que todo esto estaba predicho en aquellos pergaminos. Así finaliza la historia de los Buendía y de Macondo: quedaron borrados de la memoria de la humanidad.

Sin lugar a dudas, Cien años de soledad es una de las obras cumbre de la literatura hispanoamericana, con la cual nace el realismo mágico.

El realismo mágico y Cien años de soledad.

Cien años de soledad es una novela completamente impregnada de eso que ha veniodo en llamarse realismo mágico. El uso del lenguaje por parte de Gabriel García Márquez es verdaderamente hipnótico. Cada frase tiene una sonoridad, una forma de encadenarse con otras frases que provocan que el lector queda inmerso de inmediato, casi hechizado, con la fuerza de la novela.

A lo largo de Cien años de soledad, cada descendiente de la familia Buendía es más infeliz que el anterior y, por una especie de maldición que los persigue, siempre terminan solos, ya sea por sus conflictos o por su propio deseo, acabando al final con una descendencia, que estuvo maldita desde sus raíces.

Curiosamente, las relaciones familiares son un elemento repetitivo en la obra de Gabriel García Márquez, pero sin duda es en Cien años de soledad donde se encuentran más marcadas al tratarse de una novela río en la que hay un desarrollo generacional de toda una familia durante cien años.

Cien años de soledad y las referencias bíblicas.

También pueden encontrarse en Cien años de soledad ciertos paralelismos o referencias bíblicas, de modo que se puede trazar una comparativa desde el Génesis hasta el Apocalipsis, con toda la historia de la familia Buendía.

Esto incluye el Génesis con la creación de la pareja original, pasando por el Éxodo, con la marcha de la familia al atravesar el desierto de la Guajira y la Sierra para llegar a fundar Macondo en la ciénaga, Noé y el diluvio universal con las lluvias que asolan Macondo durante cinco años, Moisés y las plagas con aquellas otras que asedian a Macondo como castigo del pecado original.

A modo de conclusión.

Con personajes que oscilan entre el pecado y la fe, Cien años de soledad utiliza un ritmo en el que el narrador está en tercera persona y va contando los acontecimientos uno a uno sin diferenciar entre lo real y lo fantástico, contando la historia de una forma imperturbable y natural incluso aún en los sucesos más trágicos.

Este estilo permite al autor mantener un punto objetivo en el que la realidad de Colombia e Hispanoamérica se ve reflejada: la masacre de las bananeras; la llegada del ferrocarril que trajo una gran cantidad de desgracias y muertes; las matanzas provocadas por el odio político, etc.

El realismo mágico envuelve esta novela en el que la taciturna vida de los personajes va alcanzando una curva mágica de acción y luego desciende hasta llegar al final. Cien años de soledad es una de las joyas en la Literatura Hispanoamericana. El uso del lenguaje, la gran cantidad de metáforas y el ritmo pausado de su narración de seguro hará que quien lo lea quede inmerso definitivamente en una historia prodigiosa.

Cien años de soledad. Gabriel García Márquez. Editorial Sudamericana.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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