Sería la segunda y última vez que Paul Newman y Robert Redford trabajaran juntos, en sendos papeles protagonistas llenos de encanto e ingenio que incluso ganan en matices, calidez y emoción cada vez que se ve la película, como igualmente resulta inolvidable el extraordinario plantel de secundarios que aparecen y desaparecen en los vericuetos de esta trama contada magistralmente a ritmo del ragtime The Entertainer de Scott Joplin.
La escena que presentamos viene a explicar qué ocurre cuando un timador trata de engañar a otro timador, fundamento esencial de esta magnífica y divertida película.
A pesar de ser la escena original en inglés, no pierde un ápice de su seductor atractivo aun si no se comprende el escaso diálogo. Todo un ejemplo de cómo un director, con el casi único recurso del plano-contraplano y la expresiva interpretación de los actores, sabe ir intensificando el progresivo clima amenazador de la escena: