Jonás y la ballena rosada, de José Wolfango Montes: las convenciones sociales

Portada de Jonás y la ballena rosada, de José Wolfango Montes

La novela Jonás y la ballena rosada fue escrita por José Wolfango Montes, un autor boliviano que fue premiado en el año 1987 por la Casa de las Américas, alcanzando una gran difusión internacional. La obra es una sátira de la clase media alta boliviana que tiene como protagonista y narrador a Jonás, casado con Talia, una mujer dulce que lo quiere de veras pero con un carácter hipocondriaco que lo irrita y cuyos suegros, Patroclo e Ira, le hacen la vida imposible. Patroclo es un empresario acomodado y extravagante que mira a Jonás con condescendencia y cuyas ínfulas le llevan a querer construir un panteón egipcio para toda la familia, cuya construcción quiere que administre su yerno para que se dedique, al menos, a algo que él considera productivo.

La novela se desarrolla en Santa Cruz, un referente en el progreso de la Bolivia contemporánea. Se tratan temas como el narcotráfico en la sociedad y el problema de la clase media pero desde una perspectiva irónica con tono entre humorístico y socarrón que me hizo recordar a algunas de las novelas de Alfredo Bryce Echenique. Jonás y la ballena rosada muestra la esencia de la identidad nacional en un mundo occidental de carácter rural, lo cual se identifica con gran parte de la narrativa del siglo XX en su primera mitad.

El protagonista es un culto e inteligente abogado llamado Jonás. Es además de inteligente, un personaje perezoso, machista y arrogante, símbolo de la alta burguesía en su vertiente más juvenil. Su vida, sin embargo, avanza hacia el fracaso, del cual culpa a su esposa, siendo este el inicio de la novela. Talia insiste en que su marido sea un hombre de provecho y trata de convencerlo para que trabaje en un banco, un empleo que su propio suegro le ofrece. Pero Jonás parece insistir en renunciar al éxito fácil pues se considera un maestro del fracaso.

Paulatinamente, la depresión y la falta de interés que demuestra Jonás se encuentra directamente relacionada por la situación frente a la de su familia política, para la cual resulta ser un mantenido. Jonás se siente preso en una encrucijada, atrapado en un ambiente que le resulta ajeno y extraño, formado por una poderosa y rica familia de Santa Cruz.

Existen referencias para con el relato bíblico del profeta Jonás y la ballena, en el que debido a la desobediencia del profeta al encargo que Dios le había dado, tuvo como consecuencia un castigo ejemplar, siendo arrojado al mar y engullido por una ballena. De este modo, Jonás rechaza inicialmente los trabajos lucrativos que su suegro le ofrece porque considera que al aceptar acabaría siendo engullido por la ballena, metáfora del sistema, y se convertiría en un ser mediocre. Sin embargo, cuando es despedido del Liceo en el que imparte clases, acabará aceptando un puesto como asesor jurídico del que también lo despiden por ser demasiado eficiente, una contradicción más que, pese a su sarcasmo, nos desvela un nuevo síntoma de una sociedad que está podrida.

Asimismo, la ballena rosada es una metáfora de la vida y de una sociedad hipócrita. El protagonista se siente devorado por el control que ejerce sobre él su familia política. Mientras tanto, la sociedad es una antítesis de sus valores, los cuales el protagonista intenta destruir, sin ningún éxito.

Por otro lado, Jonás y la ballena rosada contiene una gran carga de erotismo. El refugio principal del protagonista es un estudio fotográfico propiedad de su suegro, que da pie a una relación desenfrenada con Julia, la hermana de su mujer, con una sexualidad desbordante que supera con creces a Jonás y le hace sucumbir sin remedio. Julia representa para Jonás una salida desesperada a su tedio, en realidad una falsa escapatoria, pues  finalmente descubrirá con dolor que su relación es completamente huera, sin sentido. Dicha relación terminará de forma casi inopinada, cuando los padres de Julia la envían a Estados Unidos para estudiar.

Una nueva complicación en la trama surge cuando los suegros de Jonás se arruinan, y para mantener su posición tienen que aceptar que Julia se case con el hijo de un narcotraficante, una nueva muestra de la hipocresía de un sistema que repugna a Jonás.

La obra termina con un Jonás cabizbajo que termina volviendo a Talia, su mujer, que pese a su comportamiento hipocondriaco resulta ser la más sensata, pues trata en todo momento de que Jonás salga del laberinto en el que se ha metido. Sin embargo, no se sabe bien si la decisión de Jonás de volver al redil es causa del arrepentimiento o del conformismo. La novela deja en manos de los lectores la resolución de la pregunta, aunque intuyo que el desenlace es más el de una falsa redención por pura conveniencia pues en el protagonista no termina de haber una completa transformación.

Este final nos muestra a Jonás como a un cínico, aunque curiosamente, pese a todos los desmanes y acontecimientos, a veces dramáticos, que se producen en la novela, hay un tono agridulce que no nos deja como lectores una sensación total de amargura.

Cabe destacar, al margen de la calidad literaria y el éxito que en su momento tuvo Jonás y la ballena rosada, que se hizo una adaptación cinematográfica en el año 1995, aunque no tuvo la repercusión mediática de la novela.

Jonás y la ballena rosada. José Wolfango Montes. Casa de las Américas.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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