La literatura de terror y el romanticismo oscuro

literatura de terrorLa reciente aparición de obras relacionadas con el romanticismo parece anunciar un nuevo impulso a la relectura de los clásicos de un movimiento que, con sus luces y sombras, ha servido como fuente de inspiración y de maduración a distintos géneros ya consolidados. Es el caso del terror gótico, que se apoyó del lado oscuro del romanticismo para renovarse y crear referentes culturales que hoy siguen estando muy presentes en la literatura y en las demás artes.

En realidad, entre el terror gótico y el Dark Romanticism, las influencias circularon en ambas direcciones y se enriquecieron mutuamente. Tal vez la ausencia de esperanza parece ser un rasgo característico que los románticos incorporaron de manera decisiva. Mientras las historias de terror se centraban de forma primordial en generar miedo, los románticos oscuros aportaron una visión filosófica basada en el pesimismo, la nostalgia y la melancolía.

Sus novelas se llenan de seres atormentados, incapaces de enfrentarse a un destino implacable; una naturaleza hostil; un entorno lúgubre y en decadencia; la culpa que nunca se limpia; el amor imposible y toda una inagotable variedad de monstruos, vampiros, fantasmas y demonios, tanto del exterior como del propio inconsciente.

El plácido estado de la derrota

Llevar al lector hasta ese estado anímico entre el miedo y el desasosiego, era el objetivo de la mayoría de los autores y para ello, había que enfrentar al lector ante los temores más universales, pero también ante los miedos más particulares de su época. Así, la condenación eterna ya no es tan importante en las últimas décadas como los demonios de la mente.

Se cambia el alma por la conciencia, pero los temores persisten, y el enfoque del romanticismo oscuro sirve para ambos escenarios, aportando su dosis de resignación ante la fatalidad. El miedo es el vehículo para acrecentar la emoción hasta el desenlace fatídico en el que todo está perdido y se descansa en un plácido estado, tras comprobar que ya no hay nada por lo que luchar.

Un compendio de todas estas tragedias y horrores se ha llevado con éxito a la pequeña pantalla en la serie Penny Dreadful (John Logan, 2014-2016) que, durante tres temporadas, ha unido a los personajes más representativos del terror gótico en una cuidada historia, ambientada en la época victoriana, con todos los ingredientes del romanticismo oscuro.

Para quienes quieran indagar en los orígenes del subgénero, es imprescindible acercarse a la obra de Edgar Allan Poe, escritor que se ha considerado el fundador y principal exponente de la corriente. Pero también a autores de la talla de Herman Melville, Nathaniel Hawthorne, Oscar Wilde, Mary Shelley, Lord Byron o William Wordsworth.

En sus escritos están buena parte de los miedos humanos, los monstruos que nos acechan y nuestros más variados anhelos. Razones suficientes para investigar alguna reseña sobre novelas como La caída de la casa Usher, (E. A. Poe, 1839)  Moby Dick (H. Melville, 1851) o El retrato de Dorian Grey (O. Wilde, 1890). Además de aprovechar para descubrir o releer algunas de estas obras que forman parte de la literatura y de los terrores compartidos.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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