Noticias del Imperio, de Fernando del Paso: el reto de novelar la Historia

Noticias del Imperio es una novela histórica del mexicano Fernando del Paso que trata sobre una visión de la Segunda Intervención Francesa en México y la instauración del Segundo Imperio Mexicano, con Maximiliano I de México y su consorte Carlota de México.
Noticias del Imperio, de Fernando del Paso

Toda novela histórica plantea el reto para sus autores de tener que buscar un equilibrio entre la Historia y la historia realmente contada, es decir, entre lo estrictamente científico que conlleva una ardua labor de investigación de los hechos históricos que se plantean y lo ya puramente literario que consiste en saber adornar los hechos históricos narrados con digresiones literarias que deben ayudar al lector a completar los huecos que el rompecabezas de los hechos históricos no ha podido rellenar.

Para escribir esta portentosa y monumental novela, Fernando del Paso dedicó al menos dos años de su vida únicamente a documentarse sobre los acontecimientos históricos que se narran en ella y que se centran en el periodo de la Historia de México conocido como el Segundo Imperio, periodo este que duró desde 1861 hasta 1867, es decir, aproximadamente 6 años. Cuando, como lector, abrí por primera vez este extenso y denso libro de casi ochocientas páginas pensé primero erróneamente que el periodo histórico sobre el que Fernando del Paso trataría iba a ser mucho más amplio. Cuando comprendí que el autor se iba centrar en el reinado de Maximiliano nunca imaginé que la figura central de la novela no iba a ser éste, sino su esposa Carlota, cuya impactante  narración en primera persona ocupa prácticamente la mitad del libro. En este sentido, el comienzo ya es significativo e impactante y no me resisto a reproducir un par de fragmentos:

«Yo soy María Carlota de Bélgica, Emperatriz de México y de América. Yo soy María Carlota Amelia, prima de la Reina de Inglaterra, Gran Maestre de la Cruz de San Carlos y Virreina de las provincias del Lombardovéneto acogidas por la piedad y la clemencia austríacas bajo las alas del águila bicéfala de la Casa de Habsburgo. Yo soy María Carlota Amelia Victoria, hija de Leopoldo Príncipe de Sajonia-Coburgo y Rey de Bélgica, a quien llamaban el Néstor de los Gobernantes y que me sentaba en sus piernas, acariciaba mis cabellos castaños y me decía que yo era la pequeña sílfide del Palacio de Laeken. Yo soy María Carlota Amelia Victoria Clementina, hija de Luisa María de Orleáns, la reina santa de los ojos azules y la nariz borbona que murió de consunción y de tristeza por el exilio y la muerte de Luis Felipe, mi abuelo, que cuando todavía era Rey de Francia me llenaba el regazo de castañas y la cara de besos en los Jardines de las Tullerías…

(…)

Hoy ha venido el mensajero a traerme noticias del Imperio. Vino, cargado de recuerdos y de sueños, en una carabela cuyas velas hinchó una sola bocanada de viento luminoso preñado de papagayos. Me trajo un puñado de arena de la Isla de Sacrificios, unos guantes de piel de venado y un enorme barril de maderas preciosas rebosantes de chocolate ardiente y espumoso, donde me voy a bañar todos los días de mi vida hasta que mi piel de princesa borbona, hasta que mi piel de loca octogenaria, hasta que mi piel blanca de encaje de Alenzón y de Bruselas, mi piel nevada como las magnolias de los Jardines de Miramar, hasta que mi piel, Maximiliano, mi piel quebrada por los siglos y las tempestades y los desmoronamientos de las dinastías, mi piel blanca de ángel de Memling y de novia del Béguinage se caiga a pedazos y una nueva piel oscura y perfumada, oscura como el cacao de Soconusco y perfumada como la vainilla de Papantla me cubra entera, Maximiliano, desde mi frente oscura hasta la punta de mis pies descalzos y perfumados de india mexicana, de virgen morena, de Emperatriz de América.»

Cabe destacar que Carlota de Bélgica nos narra sus larguísimos monólogos con ochenta y seis años de edad, desde su residencia en el castillo de Bouchout, en donde lleva muchos años recluida a causa de su demencia. Este es uno de los logros más destacables del magnífico escritor mexicano Fernando del Paso: el uso de un punto de vista completamente atípico: el de una persona aquejada por una enfermedad mental notoria. Si esta voz es la que da paso a los capítulos impares de la novela, los pares recogen una multitud de voces que componen la recreación pormenorizada de la época del Segundo Imperio en México. En ellos encontraremos la Historia contada a través de la ficción por la que Fernando del Paso nos conduce, con mano firme y genialidad literaria, alternando personajes muy reconocibles como el propio emperador Maximiliano, el presidente Benito Juárez, Napoleón III, el general Santa Anna, o la reina española Isabel II, entre muchos otros. Fernando del Paso establece vínculos y conexiones entre ellos a través de diálogos entre terceras personas, cartas, o narradores interpuestos que narran escenas que nos ayudan a recomponer ese fragmento de la Historia de México.

Para resumir ese momento histórico, diremos que el Segundo Imperio Mexicano tuvo su causa en la decisión del gobierno de Benito Juárez  de no atender a las deudas que México tenía con sus principales acreedores: Francia, España y Gran Bretaña. De estos tres países, Francia, gobernada entonces por Napoleón III fue la que decidió no retirarse e intervenir en México para volver a instaurar una monarquía. Como en todas las decisiones políticas de este calado, había mucha geopolítica de fondo: Francia pretendía minar la supremacía económica con que Estados Unidos comenzaba a dominar todo el continente y, de forma paralela, Napoleón III apoyó al ejército confederado en la Guerra de Secesión americana. Aprovechando la poca destreza militar de los mandos mexicanos, a los franceses no les resultó complicado dominar México y, tras hacerlo, con la connivencia de España y Gran Bretaña, que veían en esta intervención una oportunidad para recuperar parte del poderío económico perdido, especialmente por el dominio hegemónico que ejercía Estados Unidos en toda América. El candidato elegido para ocupar el trono de México fue Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena, archiduque de Austria y hermano del malogrado Francisco José de Austria. Él y su esposa Carlota desembarcaron  en el puerto de Veracruz en 1864, casi un año después de que la Junta de Gobierno de México emitiese un dictamen en el que se aceptaba al nuevo emperador. La novela nos narra, entre otras muchas cosas, cómo Maximiliano se instaló en el Castillo de Chapultepec, en Ciudad de México,  y allí mandó construir un sendero que le conectase a la ciudad: el Paseo de la Emperatriz. Desde ese momento hasta el día de su ejecución, fusilado, los capítulos de esta novela conforman una auténtica polifonía de voces, unas provenientes de América, otras de Europa.

Entre esas voces, hay caracteres claramente contrapuestos, pero destaca muy en especial la tensión existente entre el emperador Maximiliano y presidente Benito Juárez. De orígenes sociales muy diferentes, políticamente irreconciliables –Maximiliano era conservador y Juárez liberal-, y con una forma de interpretar el poder muy diferente, ambos quisieron, cada uno a su modo hacer el bien por México. En ese sentido, Fernando del Paso huye del maniqueísmo y pone a cada cual en su sitio. Así sabremos que el emperador Maximiliano amó de veras a México, y se sintió embargado por él. Trató de modernizar el país, dotarlo de una cultura laica y democrática, intentó proteger a las comunidades indígenas y mandó construir obras arquitectónicas y de ingeniería civil que todavía perduran. Juárez, pese a que recibió la invitación del emperador a participar en su gobierno, este la rechazó por considerar a Maximiliano un invasor y agente de Napoleón III y en la contestación que le mandó por escrito cabe destacar la sentencia final que pasaría a la historia:

Es dado al hombre, señor, atacar los derechos ajenos, apoderarse de sus bienes, atentar contra la vida de los que defienden su nacionalidad, hacer de sus virtudes un crimen y de los vicios una virtud; pero hay una cosa que está fuera del alcance de la perversidad, y es el fallo tremendo de la historia. Ella nos juzgará.

Esta confrontación entre los dos personajes está descrita de forma magistral por Fernando del Paso, dejando que la propia Historia, o el lector, sean quienes juzguen, y nos adentra en una lucha sin tregua entre el ideal monárquico y la llana realidad de la vida mexicana, entre la pompa y el boato de la corte del rey y un país empobrecido por la guerra y la hambruna. Y todo ello con el contrapunto de unos memorables discursos de la loca Carlota desde su residencia-prisión de Bouchout.

Noticias del Imperio. Fernando del Paso. Punto de Lectura

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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