Poetas de El Salvador: Claudia Lars

Claudia Lars (1889-1974). El Salvador

Claudia Lars

Claudia Lars fue una poeta salvadoreña y es una de las voces más sobresalientes de la lírica hispanoamericana del siglo XX.

Hija de un padre norteamericano y de madre salvadoreña, desde muy joven sintió vocación por los estudios humanísticos y, más particularmente, por las letras. La poesía ocupó muy pronto un espacio en su vida y la lectura de clásicos españoles como  Fray Luis de León, Góngora o Quevedo, así como contemporáneos de su época como el insigne Rubén Darío fomentaron su vocación poética.

Con apenas diecisiete años publicó su primer poemario gracias al mecenazgo del general y poeta Juan José Cañas, uno de sus primeros mentores. En 1919, Claudia viaja a los Estados Unidosy allí conoce al que será su futuro marido. Con él se instala en Nueva York, donde dio clases de lengua española hasta que regresa a su país natal acompañada de su marido, tras ser nombrado embajador en El Salvador.

La obra de Claudia Lars destaca por su lirismo y por un dominio impecable de la métrica. Entre sus poemarios, destacan  Estrellas en el pozo (1934),  Canción redonda (1936), La casa de vidrio (1942),  Romances de norte y sur (1946), Sonetos (1947) y Ciudad bajo mi voz, libro premiado en el Certamen Conmemorativo del IV Centenario del Título de Ciudad de San Salvador.

Su estilo fue evolucionando hacia una madurez que germina con su poemario Donde llegan los pasos (1953), y dos años después, Escuela de pájaros (1955), un texto con el que se acercaba a los lectores infantiles.

En 1959 publicó Fábula de una verdad y Tierra de infancia, obra que presentó como sus memorias poéticas. En 1962, con el poemario Sobre el ángel y el hombre fue galardonada con el segundo premio del Certamen Nacional de Cultura. Su última obra, Nuestro pulsante mundo, se publicó en 1969.

Desde su primerlibro inicial, Claudia Lars demostró un dominio de la técnica poética. Muestra de ello es el poema que hemos seleccionado para hoy: «Canción que te hizo dormir»:

CANCION QUE TE HIZO DORMIR

La noche del mundo:
¡qué largos cabellos!…
Los suelta en la torre,
la torre del viento.

Los peina en el valle,
los trenza en el cerro,
los abre en las ramas
frías del almendro.

¡La noche del mundo:
qué oscuro su cuerpo!…
En él transforman
las cosas del suelo:
el lirio descalzo
se calza de acero;
el loro se vuelve
piedra de silencio;
la errante neblina,
ángel medio ciego;
y el naranjo en flor,
un oso de hielo.

La noche del mundo:
¡qué nombre de sueño,
qué barca volante,
qué tiempo sin tiempo!

Excelente poema estructurado en veinticuatro versos hexasílabos, con sus cadencias y su asonancia perfecta en los versos pares.

La noche del mundo como metáfora de la fuerza ancestral. Esa noche del mundo que es, en lenguaje del filósofo Luis Sáez- véase su obra El ocaso de Occidente-,una fuerza genésica. Es decir, condición de posibilidad de lo genérico, de aquello que genera en superficie una realidad experimentable, pero que
se forja en lo telúrico, en lo más profundo.

El viento y la noche son los agentes vivos de los cambios en la morfología y la naturaleza del ser de las cosas. Son productores de frutos mostrados por la naturaleza pura, como los valles, los cerros o el almendro:

Los peina en el valle
los trenza en el cerro,
los abre en las ramas
frías del almendro.

Esa noche del mundo que posee la maternidad del todo germinando incesantemente, pero que transforma la materia también en seres antagónicos y contrarios, El lirio en acero, la neblina en ángeles ciegos, o el naranjo en oso de hielo.

Fundamental y acertadísima la imagen del tiempo como catalizador del proceso de transformación, el tiempo es el vehículo que transporta en su seno todo cambio, todo movimiento, todo el ser. Ser y tiempo que nos recuerda a Heidegger, a su filosofía entramada en esos dos conceptos ontológicos:

¡La noche del mundo
que nombre de sueño!
¡qué barca volante,
qué tiempo sin tiempo!

Magnifico final, un tiempo sin tiempo, una linealidad prolongada eternamente. El tiempo sin durabilidad, en estado puro, o el no tiempo. Decididamente, un aplauso sin tiempo para Claudia Lars.

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Acerca de Jesús Saavedra

Filósofo y poeta granadino, autor de los libros "Rimas Líricas", "Sueños y emociones"," Diez poemas de Invierno" y "El linaje del frío".

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