Raúl Argemí: Eterno errante

raul-argemi-2-300x298Cuando este exguerrillero y antiguo estudiante de artes escénicas partió de Argentina, su tierra natal, no estaba en busca de algo en particular. Lo que necesitaba era alejarse de la hipocresía, la apatía y el conformismo, como según explica a puño y letra en el portal sigueleyendo.es: “Estaba harto de los argentinos. Me fui porque mis compatriotas no querían ver el desastre y, salvo las esporádicas manifestaciones contra políticas y políticos que luego volvían a votar, no hacían nada para detener el naufragio. Y yo no quería, ni podía, hacer por ellos lo que quedaba por hacer…”

Luego de un autoexilio de 15 años en España, ha tomado la decisión de volver a su patria por las mismas razones afirma, por las que una vez salió de allí. Pero es sólo el comienzo.

El camino largo

Nativo de La plata, Argentina (1946), Raúl Argemí se inclinó por las artes, el teatro en especial, desde muy temprana edad. Más tarde cuando tuvo la oportunidad, comenzó a usar su don nato para las letras en la creación de historias que con el tiempo fueron adaptadas a escena por él mismo cuando era apenas un chiquillo en la flor de la irreverencia.

Pero por poco tiempo tendría el gusto, pues cuando en 1970 se unió a la lucha contra la dictadura militar, la audacia terminaría valiéndole casi 15 años de encierro y tortura que terminaron a mediados de la década de los 80, cuando la dictadura llegaba a sus últimos estertores.

Los años de dolor y humillación nunca lo quebraron, aunque cultivaron en el ese oscuro encanto que pronto afloraría en sus páginas. Tras ser liberado, continúo escribiendo pero ya no para teatro, si no para la prensa crítica, actividad que lo mantuvo ocupado por años mientras se desempeñaba en cargos de cultura en Buenos Aires.

La despedida de Raúl Argemi

De pronto, en el año 2000 partió. Sabemos su razón. Al asentarse en Cataluña, la esencia de su espíritu literario acabo por romper ataduras. Cuando se dio a conocer hacía gala de una negrísima aura heredera de Chandler y Hammett. Y claro. ¿Quién más iba a llevarse el premio Dashiel Hammett a la mejor novela policial?

Pese a que sus detractores lo consideran un auténtico mercenario que sólo retrata secretos a voces de los horrores y las muertes a sangre fría de entre los que se abrió paso para huir justo a tiempo, lo cierto es que Raúl Argemí, se erige como uno de los más reconocido autores de la novela negra contemporánea y el único capaz de llevarla a los gélidos parajes de la Patagonia.

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Acerca de Jaime Molina

Licenciado en Informática por la Universidad de Granada. Autor de las novelas cortas El pianista acompañante (2009, premio Rei en Jaume) y El fantasma de John Wayne (2011, premio Castillo- Puche) y las novelas Lejos del cielo (2011, premio Blasco Ibáñez), Una casa respetable (2013, premio Juan Valera), La Fundación 2.1 (2014), Días para morir en el paraíso (2016) y Camino sin señalizar (2022).

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