Poetas de Uruguay: Julio Herrera y Reissig

Julio Herrera y Reissig (1875-1910). Uruguay

Julio Herrera y Reissig

Julio Herrera y Reissig, poeta uruguayo, nació en Montevideo en el seno de una familia acomodada. Pese a su posición social y económica ventajosa, su vida se malogró por una enfermedad congénita que se agravó con el paso de los años y lo hizo morir siendo aún muy joven. La falta de libertad a que lo sometió su enfermedad (apenas pudo viajar fuera de Montevideo) la suplió con la lectura voraz y una afición incondicional a la literatura.

Iniciado como poeta en la escuela del Romanticismo, Lamartine y Bécquer fueron sus primeras influencias. Julio Herrera y Reissig fue, sin embargo, un poeta renovador y en algunos estudios críticos se lo considera precursor del modernismo poético que con posterioridad nacería de la pluma de Rubén Darío y también, en cierto modo, de otros movimientos vanguardistas como el surrealismo y que lo convierten en una referencia obligada dentro de la poesía hispanoamericana. Toda su obra abarca apenas los diez últimos años de su vida. En palabras del escritor y crítico literario uruguayo Ángel Rama:

En poco menos de diez años y aún moviéndose en el más estrepitoso y superficial bazar art nouveau, creó una lírica de sutil sensibilidad moderna, de impecable precisión lingüística.

También se refirió a él Jorge Luis Borges:

La lírica de Herrera y Reissig es la subidora vereda que va del gongorismo al conceptismo: es la escritura que comienza en el encanto singular de la voces para recabar finalmente una clarísima dicción. De igual manera que en la cosmogonía mazdeísta se oponen belicosos el mal y el bien, fueron armipotentes en su yo la realidad poética y el simulacro de esa realidad. Fue un posible forastero de la literatura, pero al fin entró a saco en ella.

Y también para Pablo Neruda, Julio Herrera se trataba de un poeta imprescindible y a él dedicó estas palabras:

Yo llevé la pasión Herrera y reissiana a Madrid, a mi generación. Es verdad que algún brillante erudito se preocupó alguna vez de él: Existía la erudición, pero no la pasión. Nada más apasionante que la poesía de este uruguayo fundamental, de este clásico de toda la poesía. Así fue que leí a Vicente Aleixandre, y luego a Federico, a Alberti, a Altolaguirre, a Cernuda, a Miguel Hernández y a algunos otros más, las décimas góticas de Herrera y Reissig… Herrera y Reissig sublima la cursilería de una época, reventándola a fuerza de figuraciones volcánicas…

El poema que vamos a comentar hoy es Decoración heráldica, un bello soneto que dice así:

DECORACIÓN HERÁLDICA

Señora de mis pobres homenajes
débote amor aunque me ultrajes.
Góngora

Soñé que te encontrabas junto al muro
glacial donde termina la existencia,
paseando tu magnífica opulencia
del doloroso terciopelo oscuro.

Tu pie, decoro del marfil más puro,
hería, con satánica inclemencia,
las pobres almas, llenas de paciencia,
que aun se brindaban a tu amor perjuro.

Mi dulce amor, que sigue sin sosiego,
igual que un triste corderito ciego,
la huella perfumada de tu sombra,

buscó el suplicio de tu regio yugo,
y bajo el raso de tu pie verdugo
puse mi esclavo corazón de alfombra.

Excelente morfología poética la de Julio Herrera y Reissig, en la construcción de un soneto al modo más ortodoxo o académico. Impecables los cuartetos, endecasílabos, hilados concienzudamente para fundirse en los dos tercetos.

El amor desbocado, irreflexivo, ciego, es el sujeto presente en él. Hacedor máximo de la sentimentalidad humana. Ese amor ante el que Gustavo Adolfo Bécquer se proclamó mudo, absorto y de rodillas.

La voluntad se doblega siempre al amor como un súbdito a su señor. El ser como voluntad, como fuerza expansiva y creadora no es más que un esclavo. El ser del poeta está en el otro, en el otro que me enajena y me aliena la voluntad. Subordinación total hasta el punto del sacrificio supremo:

y bajo el raso de tu pie verdugo
puse mi esclavo corazón de alfombra.

Nuestra voluntad es de la misma naturaleza que el deseo, un deseo que nunca calma su aspiración del ser amado. El ser amado no tiene una naturaleza finalista, una causa fundamental, sino que tiene en este sentido la misma estructura que el deseo. La amada es la voluntad hecha visible, la objetivación de lo deseado, la manifestación y representación de lo que puedo.

La voluntad no se encuentra afectada por el tiempo ni el espacio o por la causalidad, no está sometida a la razón, adquiere vida propia y es libre de los condicionamientos racionales. Solo tiene que ver con la necesidad. Como el universo entero, que no se mueve por finalidad, sino únicamente por necesidad. Interesante la propuesta de este soneto de Julio Herrera y Reissig.

Reseñas sobre literatura hispanoamericana en Cicutadry:

Sobre otros poetas de Uruguay:

Delmira Agustini

Juana de Ibarborou

Conde de Lautréamont

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Acerca de Jesús Saavedra

Filósofo y poeta granadino, autor de los libros "Rimas Líricas", "Sueños y emociones"," Diez poemas de Invierno" y "El linaje del frío".

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